jueves, 14 de mayo de 2009

Crisis Global: el desempleo desafía esfuerzos y pronósticos

Luego de una eclosión de optimismo que se reflejó en casi dos semanas de alza en Wall Street, esta semana comenzó a revertirse el estado de ánimo de analistas y operadores. En las semanas previas se sucedió el anuncio de un conjunto de indicadores que alimentaron la hipótesis de que la evolución de la recesión se aproximaba a una inflexión en su curva descendiente de destrucción de riqueza y empleo, y por lo tanto se alejaba gradualmente del riesgo de una depresión. Nos parece relevante enumerar los indicadores que indujeron la “ola” de optimismo y cuales la desafiaron, así como reflexionar sobre su naturaleza para aproximarnos a un entendimiento de este estado de “bipolaridad” que a mi entender caracterizará, aún por un tiempo, los mercados, la economía y las familias.

Los anuncios y las señales que veníamos recibiendo hasta principios de esta semana fueron los siguientes:
• Ventas pendientes de casas (operaciones con contrato de compra venta cuya transacción esta pendiente de concretarse) reflejaron una sensible mejoría
• Un alza del 3% en los gastos de construcción en marzo, primer aumento en seis meses
• Además, el ex presidente de la Reserva Federal declaró que “el mercado de la vivienda esta en la verja de su recuperación, las caída en la venta de casas y la declinación en el precio, se ha suavizado”
• El crecimiento del producto industrial en China, de las ordenes de exportación, del incremento de los stocks y el debilitamiento del yen, todo como resultado del impacto articulado del plan de incentivo del Gobierno Chino. Estos resultados tuvieron un alto impacto en el optimismo de analistas, mostrando también el grado de dependencia que se ha generado entre la economía de USA con la economía China.
• El índice ISM que mide la actividad del sector servicios regreso en abril a su nivel de octubre.
• El test de stress de 19 bancos de USA que demostró que se requerirían 60000 millones de dólares de capitalización en caso que la crisis se agravase.
• El crecimiento del Índice de Precios del Consumidor en USA que creció en un 3% en abril, lo cual se vincula a una mayor actividad pero también puede ser una primera señal de la tan temida inflación en un contexto de recesión, dada la enorme liquidez que existe en el mundo.

Sin embargo, a mediados de la semana dos señales revirtieron la “ola” de optimismo y las bolsas del mundo registraron con pronunciadas caídas el cambio en el estado de animo. Esta información indicaba que según el Departamento de Comercio de USA las ventas minoristas cayeron 0.4% en abril, pese a las previsiones sobre una mejora reflejada en resultados positivos. Asimismo, se informó que el número de remates de inmuebles registró un incremento interanual de 32% en abril y se ubicó en niveles récord.

Mi interpretación de esta suerte de “bipolaridad” que caracteriza la crisis, tiene un limite estructural a los estados de euforia que lo impone la acumulativa destrucción de empleo. A pesar de avanzar a una tasa levemente decreciente durante los últimos meses, se acumulan en USA alrededor de 650000 desempleados por mes, induciendo previsiones cercanas al 10% de desempleo para el último trimestre del año. Hoy, superando el 8.5% (9.2% entre hispanos) ha alcanzado el mayor nivel en 25 años. Desde el inicio de la crisis se han acumulado más de 5 millones de desempleados. Esta terrible evidencia acota el optimismo que puedan generar otras variables, y cada tanto se expresa en su única forma posible: las familias consumen menos (cae el índice del consumo minorista) y no cumplen con las cuotas de sus hipotecas (se incrementan las ejecuciones) ni con las de sus tarjetas, porque cada vez más personas no tienen trabajo. Y aquellas que si lo tienen han aumentado su propensión al ahorro, y consecuentemente disminuido su nivel de consumo, entre otras razones porque el miedo a perder el trabajo se generaliza. Esta situación, más allá de graduar el optimismo desmedido (expresado objetivamente en una desbalance record, al final de la semana pasada entre ganancias de las empresas y el incremento de las cotizaciones) nos evidencia que si bien es posible que estemos más cerca de un punto de inflexión de la recesión, fundamentalmente por la mayor solidez del sistema financiero, esta aproximación será gradual y para que sea sostenible, e ingresemos a una etapa de recuperación en el epicentro de la crisis, deberá esperarse a que las políticas de reactivación (plan de estimulo y presupuesto 2009), así como el restablecimiento del crédito, ejerzan su efecto sobre el nivel de desempleo y las consecuencias psicológicas que provoca en quienes lo mantienen. Téngase en cuenta que el crédito al consumo, según la Reserva Federal, se contrajo a niveles record desde 1943 (11.1 billones), casi tres veces lo previsto.Yo me identifico con quienes consideran que este proceso de aproximación al punto en el cual el ritmo de contracción de la actividad se desacelere es prolongado y que tomará más de un año al menos. La bipolaridad continuará pero los “fundamentals” se encargarán de acotar las crisis de euforia cada tanto. Parecería que debería prevalecer, al menos a nivel de la dirigencia global, un “optimismo responsable”, que tome en cuenta que la estrategia de salida de la mayor crisis desde la postguerra tiene que tomar en cuenta un ritmo y una gradualidad que requieren mucha constancia y paciencia, y fundamentalmente la aplicación permanente de políticas que disminuyan la destrucción de empleo a nivel global.