martes, 15 de mayo de 2012

Se agotan las posibilidades de formar gobierno en Grecia y se agudiza la crisis y la desconfianza en Europa

Grecia se sumerge en una profunda crisis política y en una aguda recesión económica. Su inestabilidad e indefinición se derraman en toda Europa, agravando la desconfianza y la crisis en aquellos países que luchan por contener la contracción y el desempleo. Ayer el crecimiento del producto en Alemania, menor a 1%, salvó a la Zona Euro de anunciar haber caído en recesión técnica por primera vez desde su creación.

Hace ya más de diez días que se celebraron elecciones parlamentarias en Grecia y sus resultados fueron consistentes con lo que anunciaban las encuestas, pero no con las expectativas que tenían las autoridades de la Unión Europea. Nueva Democracia y PASOK, los dos partidos que actualmente conforman la Coalición de Gobierno, y que con su mayoría en el Parlamento respaldaron las políticas de austeridad y reforma (exigidas por la UE para acceder al segundo tramo de ayuda otorgado por el FEEF de 5.200 millones de Euros, y a la quita del 55% de deuda soberana efectuada por los bancos acreedores del tesoro griego) obtuvieron el 32.4% de los votos, conformando así una bancada insuficiente para controlar una Cámara de 300 escaños. Sin la posibilidad de reproducir la actual coalición, el Presidente Carlos Papulias, solicitó al líder del partido que obtuvo la mayoría de los votos, el ultra derechista Samaras, formar gobierno. El intento de Samaras duró seis horas y tiró la toalla. Siguió el turno a Alexis Tsipiras, líder de la Coalición de Izquierda Radical (Syriza), segunda fuerza más votada (16.8%). Alexis Tsipiras, que fundamentó su campaña en una fuerte crítica a las políticas de recortes y reformas implementadas por el actual gobierno encabezado por Lucas Papademos - ex Vicepresidente del BCE - condicionó su negociación con el Partido Socialista (PASOK) y con Nueva Democracia, a que sus líderes y Venizelos - el Ministro de Hacienda - enviaran una carta a la UE revocando su compromiso en relación a las medidas de austeridad comprendidas en el último Memorando firmado con la UE. Obviamente que el ultimátum de Tsipiras fue rechazado y así falló el segundo intento de formar gobierno. El tercer intento lo encabezó el líder socialista Evánguelos Venizelos, quien el viernes convocó a Nueva Democracia y a Samaras a iniciar negociaciones. Samaras, férreo crítico de los acuerdos con la UE y de la permanencia de Grecia en la Zona Euro, desde una perspectiva de extrema derecha y antieuropea, condicionó su permanencia en la negociación a que Tsipiras aceptara que Syriza fuese parte de la coalición. No quería resignar electorado en una posible próxima elección apoyando una coalición pro-europea. Venizelos proponía una permanencia en el Euro y una revisión gradual de las políticas de recortes concensuadas con la UE. Tsipiras rechazó la condición impuesta por Samaras, y por ende la propuesta de Venizelos. Fue inmediatamente acusado por los restantes partidos de no tener responsabilidad política al no haber aceptado una coalición nacional para intentar sacar adelante un Ejecutivo medianamente estable, alejar a Grecia del precipicio y evitar las próximas elecciones. El sábado Venizelos informó de su fracaso y el nuevo líder de la Izquierda Griega respondió: “el rechazo a esta propuesta de recortes y austeridad no es de Syriza, es del pueblo griego”. El viernes se diluyó la posibilidad de conformar un Ejecutivo estable, respaldado por una amplia coalición inclusiva de la Coalición de Izquierda radical.

El fin de semana el Presidente trabajó afanosamente en conformar una Coalición con el Socialismo, Nueva Democracia y un jugador clave que con su presencia otorgaba los votos claves en el Parlamento para superar los 150 escaños: el pequeño partido de Izquierda Democrática.
Luego de varias reuniones fracasadas, el lunes se anunció la posibilidad de conformar un Gobierno de “notables” (tecnócratas) representando los Partidos que integren la coalición, obviamente con Syriza autoexcluida de la misma. El jueves vence el plazo para que se instale el nuevo Parlamento, nombre Ejecutivo y nombre primer Ministro. Si no lo logra, deberá haber nuevas elecciones en sesenta días.

¿Cual es la lectura y cuáles son las interrogantes hacia el futuro que genera esta situación?

En primer lugar todo este proceso de negociación y las próximas elecciones, están teñidos de lo que a mi entender es una gran contradicción del pueblo griego: la mayoría (el 70% según las últimas encuestas) de los griegos pretenden permanecer en el Euro pero rechazan enfáticamente las políticas de austeridad acordadas con la UE. Y enfatizo que es una contradicción, no porque sea una posición insensata, sino porque es incompatible con lo que la UE, y fundamentalmente los países que ostentan el poder en la Zona Euro están proponiendo y exigiendo a otras economías mucho más significativas geográfica y políticamente que Grecia, como son España, Italia e incluso Portugal. Grecia significa solo el 2% del PBI de la Zona Euro. Al contrario, sería consistente, independientemente de si se está de acuerdo o no, plantear el no a la política de austeridad y el regreso al Dracma. Incluso, desde un punto de vista económico, las políticas de ajuste solo pueden aliviarse en el corto plazo devaluando, es decir, teniendo control sobre la política monetaria y fiscal, y por ende resignando a la moneda única controlada por el BCE. Nadie puede pensar que los griegos están pensando en un sorprendente incremento de la productividad y la actividad en el corto plazo, como para evitar el ajuste y mantener el Euro. Quizás sí deberían pensar, y las encuestas demuestran que así lo están haciendo, en las consecuencias de la salida de la Zona Euro y las consecuencias para los asalariados de licuar la deuda, reducir el déficit e incrementar la productividad a través de un cambio de moneda y una subsiguiente devaluación.

Sin embargo, este doble discurso “Recortes no, Euro si” dominará el debate en Grecia y probablemente el discurso de la campaña hacia las próximas elecciones. Si fracasan las negociaciones definitivamente y hay elecciones el 6 de julio, su explotación política devengará resultados electorales importantes. Las primeras encuestas ya dan ganador a Tsipiras con importante margen, y por ende le dan la razón, desde un punto de vista político, de no haber contribuido a formar Gobierno. El nuevo líder tendrá que ajustar su discurso para obtener el mayor número de diputados posible y liderar la coalición que deberá conformarse después de conocidos los resultados de la próxima elección. Es difícil predecir los ajustes al discurso del joven ingeniero que irrumpió el domingo 6 de mayo como el nuevo líder de la izquierda griega y que se perfila como el candidato más votado el 6 de julio.

Mas allá de los “retoques” que Syriza pueda introducir a su postura hacia la política de la UE, y de los diálogos e intermediaciones que pueda llevar adelante Hollande, veo muy difícil que la estructura política prevaleciente en Grecia, aunada a las crecientes dificultades en su economía, habiliten a este país a permanecer en la Zona Euro. Este debate, elecciones o no, dominará Europa y Bruselas los próximos meses. Si Grecia abandona, o es expulsada del Euro, se plantean escenarios muy diversos.
Ya hay muchos analistas e inversores que opinan que es favorable para la crisis europea que Grecia deje el Euro. Otros opinan que dada la sensibilidad social y política prevaleciente en países como España e Italia, el riesgo de contagio es alto. Ya ha habido expresiones de altos voceros de la UE en relación a qué hacer con Grecia. A decir verdad, la agresividad de los primeros pronunciamientos en torno a la expulsión de Grecia de la Zona Euro se ha ido diluyendo a medida que se van conociendo las complicaciones técnicas no previstas en el Tratado, en relación al abandono forzado de un país de los términos del mismo, en este caso la Unión Monetaria, y de la evaluación de los riesgos de contagio a los que anteriormente nos referíamos. En este sentido, el BCE aprobó el desembolso de los 4200 millones de Euros del segundo tramo por 5200 millones que le otorgó el Fondo de Estabilización a Grecia para cumplir con el servicio de la deuda renegociada y fortalecer su presupuesto. Ayer Grecia pagó 435 millones del pago de intereses de la deuda.

Cuando terminábamos de escribir este artículo Venizelos anunció el fracaso de formar un Gobierno tecnocrático.  Grecia se prepara para las próximas elecciones dentro de sesenta días y como consecuencia del anuncio se desplomaron las bolsas en Europa.