lunes, 9 de noviembre de 2009

Más brotes verdes y algunas malezas persistentes en un jardín aún incierto

La economía mundial se encuentra en un claro período de transición, alejándose de la contracción pero sin ingresar a una recuperación plena. Un jardín incierto donde despuntan día a día nuevos brotes verdes: el Producto de las mayores economías del mundo crece, el mercado financiero se estabiliza, el mercado de capitales ha recuperado mas d 60% durante 2009, restableciendo en parte la riqueza de los hogares estadounidenses y por ende su capacidad de consumo. Pero algunas malezas persisten: el desempleo en USA superó los dos dígitos; como consecuencia el miedo a perder el empleo persiste y la confianza del consumidor no se recupera; el déficit público en USA se acerca a las dos cifras y la economía continúa demandando nuevos apoyos para continuar en la senda de la recuperación; el mercado de la vivienda, el epicentro de la crisis y el epicentro de la actividad económica en USA continúa oscilante y no logra estabilizarse.

Hace una semana se anunció el crecimiento del Producto en USA: 3.5%, medio punto por encima de lo previsto por analistas y operadores. Este porcentaje significó, nada más y nada menos que el primer resultado positivo luego de tres trimestres de reducciones sucesivas del PBI estadounidense. Se corroboró lo que la mayoría de los analistas venían prediciendo: el fin de la contracción en USA y el inicio de la ansiada recuperación. Los mercados reaccionaron con euforia ante el anuncio y el Dow Jones superó la línea de los 10000 puntos, marca que no alcanzaba desde hace casi 10 meses.
Lo sucedido en USA se replicó en otras economías que exhibieron crecimiento positivo de su Producto, algunas de ellas por segundo trimestre consecutivo, como Alemania y Francia. En este contexto global de recuperación en la mayoría de las grandes economías, es destacable señalar que este trimestre se verificó, por primera vez desde iniciada la crisis, un crecimiento conjunto del Producto en USA, Alemania y China. Esta coincidencia es remarcable, ya que estas tres economías conforman los grandes “inyectores” de la economía mundial. El crecimiento concomitante de estos tres países corrobora un panorama global muy alentador y contribuye a la verificación de la hipótesis de que el mundo estaría acercándose al fin de la crisis financiera y económica, que colocó la economía global al pie del precipicio. No es tiempo aún de aventurar el fin de la crisis global, pero si podemos afirmar que existen evidencias claras para afirmar que hemos superado la faz contractiva de la crisis y nos encaminamos a una frágil recuperación, que se ira consolidando gradualmente y con vicisitudes en el 2010, y por varios años más. Son muchos los aspectos de la economía y fundamentalmente del sistema financiero que siguen aún bajo el “stress” de la perturbación y que tomará años para que regresen a un estado de normalidad, o al menos a niveles aceptables de funcionamiento. Paul Krugman decía la semana pasada en Buenos Aires que durante los próximos 10 años asistiremos a una economía global relantisada , con crecimiento bajo.
El viernes 6 de noviembre se anunció que el nivel de desempleo en USA ha superado del 10% -exactamente 10.2%-. Así como la euforia ganó a Wall Street al conocerse el crecimiento del PBI la semana anterior, la depresión se generalizó al conocerse la cifra de desempleo. Conjuntamente se conoció la caída del salario promedio por hora y el incremento del número de personas que han dejado de buscar empleo definitivamente. El crecimiento del Producto, conjuntamente con un incremento del desempleo, está indicando dos cosas; en primer lugar que las empresas están creciendo en base a profundos planes de reestructura, orientados a reducir costos, aumentar la productividad y reducir el número de trabajadores (la productividad en USA se elevó en 9.5% durante el tercer trimestre del año, el mayor avance desde el 2003); y en segundo lugar que persiste una gran dependencia de la economía de los Planes de Estímulo implementados por el Gobierno, cuyo instrumentación genera gasto y consumo público. Lo primero genera una situación cuyas consecuencias se mantendrán en el largo plazo. Cuando las empresas implementan planes de reestructura, y como consecuencia disminuyen sus plantillas de empleados y trabajadores, difícilmente regresen a los niveles de empleo que tenían previo a la reforma, más aún cuando enfrentan un mercado futuro débil e inseguro, determinado por una actitud desconfiada y conservadora del consumidor. Lo segundo esta altamente condicionado por la capacidad fiscal de continuar con los apoyos gubernamentales, como el “tax credit” que se acaba de suspender para la compra de la vivienda. El efecto de esta cancelación, sobre la caída en el número y el precio de las viviendas vendidas, constituye un excelente ejemplo del impacto de estos estímulos fiscales sobre la recuperación económica y conduce a la gran pregunta que hoy se hacen los Ministros de Finanzas del G-20: ¿Es tiempo de cortar las políticas de estímulo o, a pesar de las dificultades fiscales, es necesario continuar inyectando recursos en la economía para consolidar la recuperación económica? Esta pregunta tuvo el sábado 7 de noviembre una respuesta positiva ya que la declaración final de la reunión expresa “que la situación económica y financiera ha mejorado pero que la recuperación es desigual y aún dependiente de las políticas de apoyo que puedan instrumentar los Gobiernos”. El Secretario del Tesoro estadounidense Timothy Geithner declaró al término de la reunión que “el proceso de crecimiento ha comenzado” pero advirtió que acabar aceleradamente los programas de gastos extraordinarios perjudicaría la economía y haría peligrar la recuperación. Agregó que “el aumento del desempleo a su mayor nivel en 26 años anunciado el viernes respalda la noción de que este sigue siendo un ambiente económico muy difícil”.
Si bien hubo una declaración unánime de los Ministros de Finanzas del G-20, la reunión se caracterizó por posiciones distintas. Francia, Alemania y Japón mantuvieron una posición fiscal más conservadora en cuanto a que hay que iniciar una rápida cancelación de los programas especiales de estímulo instrumentados durante la crisis, mientras que USA e Inglaterra se mostraron más favorables en continuar con los programas de apoyo. Seguramente que la debilidad relativa de ambas economías es consistente con la posición de no “levantar aún el pie del acelerador”.
Como conclusión, llegamos al último trimestre del año y la economía mundial se encuentra aún en un claro período de transición, alejándose de la contracción pero sin ingresar a una recuperación plena; con situaciones muy desiguales, fundamentalmente entre USA y Europa; con la aparición de un claro liderazgo de la economía China que consolida su crecimiento a tasas muy superiores al resto del mundo. En este contexto la mayor preocupación y fuente de debate ha pasado a ser “la estrategia de salida de la crisis” que hoy debaten los Ministros de Finanzas del G-20. Y como vimos la conclusión ha sido no desmantelar aún los programas de apoyo gubernamental instrumentados durante la crisis. La pregunta que se hacen los analistas ante esta decisión es hasta cuando podrán los Gobiernos soportar fiscalmente esta posición, fundamentalmente en USA que tiene un déficit superior al 9%.
Un trimestre en que los brotes verdes se reproducen en el incierto jardín: el producto se incrementa, el mercado financiero se estabiliza, el mercado de capitales se recupera y en consecuencia la riqueza de los hogares y su nivel de consumo. Pero algunas malezas persisten: el desempleo llega a niveles de 26 años atrás; el déficit público de acerca a las dos cifras y la economía demanda nuevos apoyos extraordinarios; el mercado de la vivienda, el epicentro de la crisis y el epicentro de la actividad económica en USA, no se estabiliza.

Más brotes verdes y algunas malezas persistentes en un jardín aún incierto

La economía mundial se encuentra en un claro período de transición, alejándose de la contracción pero sin ingresar a una recuperación plena. Un jardín incierto donde despuntan día a día nuevos brotes verdes: el Producto de las mayores economías del mundo crece, el mercado financiero se estabiliza, el mercado de capitales ha recuperado mas d 60% durante 2009, restableciendo en parte la riqueza de los hogares estadounidenses y por ende su capacidad de consumo. Pero algunas malezas persisten: el desempleo en USA superó los dos dígitos; como consecuencia el miedo a perder el empleo persiste y la confianza del consumidor no se recupera; el déficit público en USA se acerca a las dos cifras y la economía continúa demandando nuevos apoyos para continuar en la senda de la recuperación; el mercado de la vivienda, el epicentro de la crisis y el epicentro de la actividad económica en USA continúa oscilante y no logra estabilizarse.

Hace una semana se anunció el crecimiento del Producto en USA: 3.5%, medio punto por encima de lo previsto por analistas y operadores. Este porcentaje significó, nada más y nada menos que el primer resultado positivo luego de tres trimestres de reducciones sucesivas del PBI estadounidense. Se corroboró lo que la mayoría de los analistas venían prediciendo: el fin de la contracción en USA y el inicio de la ansiada recuperación. Los mercados reaccionaron con euforia ante el anuncio y el Dow Jones superó la línea de los 10000 puntos, marca que no alcanzaba desde hace casi 10 meses.
Lo sucedido en USA se replicó en otras economías que exhibieron crecimiento positivo de su Producto, algunas de ellas por segundo trimestre consecutivo, como Alemania y Francia. En este contexto global de recuperación en la mayoría de las grandes economías, es destacable señalar que este trimestre se verificó, por primera vez desde iniciada la crisis, un crecimiento conjunto del Producto en USA, Alemania y China. Esta coincidencia es remarcable, ya que estas tres economías conforman los grandes “inyectores” de la economía mundial. El crecimiento concomitante de estos tres países corrobora un panorama global muy alentador y contribuye a la verificación de la hipótesis de que el mundo estaría acercándose al fin de la crisis financiera y económica, que colocó la economía global al pie del precipicio. No es tiempo aún de aventurar el fin de la crisis global, pero si podemos afirmar que existen evidencias claras para afirmar que hemos superado la faz contractiva de la crisis y nos encaminamos a una frágil recuperación, que se ira consolidando gradualmente y con vicisitudes en el 2010, y por varios años más. Son muchos los aspectos de la economía y fundamentalmente del sistema financiero que siguen aún bajo el “stress” de la perturbación y que tomará años para que regresen a un estado de normalidad, o al menos a niveles aceptables de funcionamiento. Paul Krugman decía la semana pasada en Buenos Aires que durante los próximos 10 años asistiremos a una economía global relantisada , con crecimiento bajo.
El viernes 6 de noviembre se anunció que el nivel de desempleo en USA ha superado del 10% -exactamente 10.2%-. Así como la euforia ganó a Wall Street al conocerse el crecimiento del PBI la semana anterior, la depresión se generalizó al conocerse la cifra de desempleo. Conjuntamente se conoció la caída del salario promedio por hora y el incremento del número de personas que han dejado de buscar empleo definitivamente. El crecimiento del Producto, conjuntamente con un incremento del desempleo, está indicando dos cosas; en primer lugar que las empresas están creciendo en base a profundos planes de reestructura, orientados a reducir costos, aumentar la productividad y reducir el número de trabajadores (la productividad en USA se elevó en 9.5% durante el tercer trimestre del año, el mayor avance desde el 2003); y en segundo lugar que persiste una gran dependencia de la economía de los Planes de Estímulo implementados por el Gobierno, cuyo instrumentación genera gasto y consumo público. Lo primero genera una situación cuyas consecuencias se mantendrán en el largo plazo. Cuando las empresas implementan planes de reestructura, y como consecuencia disminuyen sus plantillas de empleados y trabajadores, difícilmente regresen a los niveles de empleo que tenían previo a la reforma, más aún cuando enfrentan un mercado futuro débil e inseguro, determinado por una actitud desconfiada y conservadora del consumidor. Lo segundo esta altamente condicionado por la capacidad fiscal de continuar con los apoyos gubernamentales, como el “tax credit” que se acaba de suspender para la compra de la vivienda. El efecto de esta cancelación, sobre la caída en el número y el precio de las viviendas vendidas, constituye un excelente ejemplo del impacto de estos estímulos fiscales sobre la recuperación económica y conduce a la gran pregunta que hoy se hacen los Ministros de Finanzas del G-20: ¿Es tiempo de cortar las políticas de estímulo o, a pesar de las dificultades fiscales, es necesario continuar inyectando recursos en la economía para consolidar la recuperación económica? Esta pregunta tuvo el sábado 7 de noviembre una respuesta positiva ya que la declaración final de la reunión expresa “que la situación económica y financiera ha mejorado pero que la recuperación es desigual y aún dependiente de las políticas de apoyo que puedan instrumentar los Gobiernos”. El Secretario del Tesoro estadounidense Timothy Geithner declaró al término de la reunión que “el proceso de crecimiento ha comenzado” pero advirtió que acabar aceleradamente los programas de gastos extraordinarios perjudicaría la economía y haría peligrar la recuperación. Agregó que “el aumento del desempleo a su mayor nivel en 26 años anunciado el viernes respalda la noción de que este sigue siendo un ambiente económico muy difícil”.
Si bien hubo una declaración unánime de los Ministros de Finanzas del G-20, la reunión se caracterizó por posiciones distintas. Francia, Alemania y Japón mantuvieron una posición fiscal más conservadora en cuanto a que hay que iniciar una rápida cancelación de los programas especiales de estímulo instrumentados durante la crisis, mientras que USA e Inglaterra se mostraron más favorables en continuar con los programas de apoyo. Seguramente que la debilidad relativa de ambas economías es consistente con la posición de no “levantar aún el pie del acelerador”.
Como conclusión, llegamos al último trimestre del año y la economía mundial se encuentra aún en un claro período de transición, alejándose de la contracción pero sin ingresar a una recuperación plena; con situaciones muy desiguales, fundamentalmente entre USA y Europa; con la aparición de un claro liderazgo de la economía China que consolida su crecimiento a tasas muy superiores al resto del mundo. En este contexto la mayor preocupación y fuente de debate ha pasado a ser “la estrategia de salida de la crisis” que hoy debaten los Ministros de Finanzas del G-20. Y como vimos la conclusión ha sido no desmantelar aún los programas de apoyo gubernamental instrumentados durante la crisis. La pregunta que se hacen los analistas ante esta decisión es hasta cuando podrán los Gobiernos soportar fiscalmente esta posición, fundamentalmente en USA que tiene un déficit superior al 9%.
Un trimestre en que los brotes verdes se reproducen en el incierto jardín: el producto se incrementa, el mercado financiero se estabiliza, el mercado de capitales se recupera y en consecuencia la riqueza de los hogares y su nivel de consumo. Pero algunas malezas persisten: el desempleo llega a niveles de 26 años atrás; el déficit público de acerca a las dos cifras y la economía demanda nuevos apoyos extraordinarios; el mercado de la vivienda, el epicentro de la crisis y el epicentro de la actividad económica en USA, no se estabiliza..