Este viernes entraron en vigor los
aranceles del 25% que impuso EE.UU. a China sobre un conjunto de bienes cuyo
valor asciende a 34.000 millones de dólares. Es la primera fase de un castigo
de 50.000 millones. El contraataque chino fue inmediato y de similar intensidad.
No se trata de una simple confrontación comercial, es el inicio de una guerra
por el control del futuro entre las dos mayores potencias mundiales.
Lo que parece una guerra comercial entre las dos mayores
potencias mundiales, producto del proteccionismo exacerbado de Trump, es en
realidad una confrontación global en la carrera por la alta tecnología y la
inteligencia artificial donde el gigante asiático apunta a ser el líder en el
mediano plazo. Ambos son conscientes de que ese liderazgo conduce al control
del futuro en casi todos sus aspectos, desde el armamentista al internet de las
cosas.
El Presidente Xi Jinping mantiene absolutamente vigente la
estrategia anunciada en el último Congreso del Partido Comunista “made in China
2025”, orientada a transformar el país en una potencia económica global
impulsada por la tecnología. Al enfrentamiento de ese objetivo apunta Trump al
imponer una primera oleada de aranceles por USD 34 mil millones sobre 818
categorías de bienes importados de China, los cuales incluyen mayoritariamente,
componentes pertenecientes a la industria aeroespacial, tecnologías de la
información y la comunicación, robótica, maquinaria o automoción, entre otros.
El lote afectado dejó fuera finalmente aquellos artículos que compran las
familias estadounidenses, como los teléfonos móviles o los aparatos
electrónicos
La entrada en vigor el viernes próximo pasado de este arancel
del 25% sobre importaciones chinas, forma parte de un castigo de USD 50 mil
millones según ya había anunciado la Casa Blanca a mediados de junio. Los
próximos USD 16 mil millones que incluyen 284 productos, esta vez sí
relacionados con productos tecnológicos de consumo familiar y personal, se
espera entrarán en vigor en las próximas dos semanas.
El contraataque chino fue inmediato y de similar intensidad.
El gobierno chino confirmó que las tarifas se activaron un minuto después de
que lo hicieran las estadounidenses. La lista incluye 545 categorías de
productos como la soja, el cerdo, el acero, el whisky y los automóviles, entre
otros. Un volumen de mercancías cuyo valor de importación asciende a los mismos
USD 34 mil millones que reciben una tasa adicional del 25%.
Este primer intercambio bélico-comercial por USD 50 mil
millones (36 ya vigentes y 16 en un par de semanas) se enmarca en un mar de
amenazas que ha lanzado Trump en su paroxismo proteccionista como reacción a
los anuncios de Xi sobre “made in China 2025” y el desafío que esta visión
plantea al mantra “America first”. Trump ha anunciado que responderá con USD 200
mil millones si China contraataca -algo que ya ha sucedido- y después con USD 300
mil millones más. Si se tiene en cuenta que el déficit comercial de EE.UU. con
China es de USD 375 mil millones, esta amenaza final, de concretarse, estaría
prácticamente anulando el intercambio comercial de bienes entre ambas
potencias.
En una
posición inversa, China intenta evitar la confrontación, pero no cede en el
contraataque. El portavoz del Ministerio chino, Gao Feng, había dicho este jueves
-un día antes de que EE.UU. lanzara su primer ataque- que su país “no está a favor de iniciar una guerra comercial
contra EE.UU. y reiteró que China no disparará la primera bala y que no aplicará
medidas arancelarias antes que lo hiciera EE.UU.”. Al día siguiente el
gobierno contraatacó con los mismos USD 34 mil millones con los que fue
agredido: “China prometió no realizar el
primer disparo, pero para defender los intereses fundamentales del país y los
de su gente, nos hemos visto forzados a contraatacar", dice el texto
del Ministerio de Comercio chino en su comunicado del viernes próximo pasado.
Sin lugar a dudas, en el corto plazo esta guerra comercial
afecta con mayor intensidad la economía china, la cual ha generado en su veloz expansión
(China ha alcanzado un PBI de USD 12 billones y EE.UU. de USD 19 billones)
varios desequilibrios que serán afectados por este enfrentamiento comercial.
Estos últimos meses la economía china ha presentado síntomas que indican que
las amenazas comerciales afectan el desempeño de sus mercados financieros. El
principal índice bursátil ha descendido un 17% en lo que va del año. La moneda
china, el yuan, también ha sido víctima de la incertidumbre y ha perdido más de
un 3% de su valor frente al dólar en el último mes.
EE.UU. enfrenta una situación económica auspiciosa. Trump libra esta batalla con el viento a favor, con la economía acelerando el paso en el segundo trimestre del año y un mercado laboral en su mejor momento en décadas. Sin embargo, la guerra afectará a nivel micro determinados sectores y empresas. Este impacto puede ser riesgoso para la estrategia política de Trump, fundamentalmente para su campaña electoral hacia las elecciones legislativas de noviembre próximo.
Si se desagrega la lista de productos sancionados por cada
país en este primer cruce de armas, se devela con claridad la estrategia que
cada uno ha adoptado en la confrontación.
La lista estructurada por EE.UU. incluye básicamente productos de alta tecnología, obviamente orientados a debilitar el proyecto chino de erigirse como primera potencia mundial. La lista china está orientada específicamente a productos originados en Estados mayoritariamente conservadores, plazas electorales que llevaron a Trump al poder.