El reciente colapso de las negociaciones en Alemania
para la formación de un gobierno de mayoría, lideradas por Angela Merkel,
despliega un manto de inestabilidad en Alemania y Europa ya que se trata del
garante de la estabilidad en la Unión Europea. El famoso protagonismo y
pragmatismo de la mujer más poderosa del mundo por ahora ha fallado, aunque desde
el viernes 24 de noviembre aparecen señales que reivindicarían su formidable
capacidad de diálogo y liderazgo.
La Unión Europea ingresa en una fase de su historia reciente en la cual
su estructura, el principal y más acabado bloque integracionista del mundo,
sufre algunas grietas que deberá superar si pretende establecer su liderazgo en
Occidente, ahora que Trump ha resignado el liderazgo de EE.UU. en pro de su
estrategia “America First”.
El Brexit, el crecimiento de la derecha nacionalista y xenófoba, el independentismo
catalán y la imposibilidad de Angela Merkel de formar gobierno sacuden al
bloque, que no había enfrentado un conjunto simultáneo de eventos tan
desafiantes desde hace décadas.
Concentraremos nuestra atención en el último de estos eventos: el
reciente colapso de las negociaciones en Alemania para la formación de un gobierno
de mayoría, ya que se trata del garante de la estabilidad en la Unión Europea,
y en alguna medida del mundo occidental una vez que Trump llegó a la Casa
Blanca. El famoso protagonismo y pragmatismo de la mujer más poderosa del mundo
por ahora falló, aunque desde el viernes 24 de noviembre aparecen señales que
reivindicarían su formidable capacidad de diálogo y liderazgo.
Reflexionemos sobre el proceso de formación del gobierno en Alemania
desde las elecciones de setiembre, en que ganó el partido de Merkel y por lo tanto
fue convocada por el Presidente a formar gobierno.
Junto a su Partido, la Unión Cristiano-Demócrata, (CDU) que obtuvo baja
votación en las elecciones, la Canciller fracasó en el primer intento para
formar un nuevo gobierno de mayoría, en el marco de una coalición con Conservadores,
Liberales y Verdes, llamada “Coalición Jamaica” por la similitud de los colores
que contenían las banderas de cada uno de los partidos que la integraban con la
bandera de Jamaica.
Durante cinco semanas la CDU de Merkel, junto a sus socios circunstanciales,
en días de trabajo maratónicos negociaron cuales debían ser las bases de un
programa de gobierno común para los próximos cinco años. Los participantes se
habían autoimpuesto como límite la noche del 19 de noviembre, pero a último
momento los liberales del FDP generaron la implosión del acuerdo. “No hay ni la confianza ni el consenso
necesarios entre las partes” expresó Christian Linder, el líder liberal,
que se postulaba como Ministro de Economía del nuevo gobierno y a quien
finalmente todo el arco político alemán responsabiliza del fracaso de la
decisión.
“Hice lo que pude, estábamos en la recta
final” afirmó Merkel
luego de la abrupta salida del Partido Liberal del proceso negociador. Y agregó
“si hay elecciones estaré otra vez a disposición”
frase que desplegó un manto de tranquilidad sobre gran parte de la
conmocionada sociedad alemana, que a la inversa de otros países
parlamentaristas, en que se suceden varios intentos de formar gobierno
consideran este colapso como la peor crisis política desde 1949.
A partir de ese domingo 19, se abrió un proceso de inestabilidad política cuyo rumbo quedó en manos del Presidente, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, quien tiene la potestad de aprobar un gobierno de minoría o intentar un esfuerzo adicional para conformar una nueva coalición o disolver el Parlamento y convocar a elecciones, este último un escenario político bastante desequilibrante para Alemania, además muy riesgoso políticamente dado el crecimiento que tendrían los partidos “antisistemas” y por ende “antieuropeístas”. En el Parlamento alemán, tal como quedó conformado en setiembre, hay seis bancadas con las cuales nadie quiere dialogar, entre ellas la ultraderecha -Alternativa para Alemania (AFD)- y el postcomunismo alemán. Esta irrupción de nuevas fuerzas políticas, fundamentalmente la ultraderecha, hacen muy difícil formar alianzas sólidas con mayorías estables.
Por estas razones el círculo de acción del Presidente se cierra a
reintentar atraer a su propio Partido Socialdemócrata (SPD) a la mesa de negociaciones
e intentar reeditar la actual coalición de gobierno con la CDU de Merkel y en
el mejor escenario manteniendo la presencia de los Verdes.
Esto parecía un hecho político inalcanzable apenas unos días atrás. El
SPD liderado por Martin Schulz, muy lesionado por sus resultados electorales de
setiembre, y adjudicando los mismos al desgaste que le había generado el
participar en la coalición de gobierno con el CDU, ha venido anunciando desde las
elecciones que no están dispuestos a reeditar la actual coalición de gobierno.
Sin embargo, los esfuerzos de Steinmeier y el temor a lo que podría suceder en
una nueva elección, con el probable crecimiento de la ultraderecha, han dado lugar
a que el Presidente se haya reunido ayer con Merkel y haya citado a los Verdes
y a los Socialdemócratas a conversar en busca de una salida a la grave crisis
política en el garante de la estabilidad política de la Unión Europea, apenas
unos días antes que ocurran las elecciones en Cataluña.
Y parece que los esfuerzos del Presidente, y el pragmatismo y la
persistencia de Merkel, estarían dando ya algunos resultados: el líder del SPD, Martin Schulz anunció que se reunió la tarde del jueves con la directiva de
su partido en la Casa de Willy Brandt -el cuartel general socialdemócrata- para
acordar los pasos a seguir. A las dos de la mañana del viernes 24 de noviembre
el Secretario General del SPD anunció que su partido está ahora dispuesto a ceder y a sentarse a
hablar con Merkel de un acuerdo de gobierno: “El SPD está
firmemente convencido de que debe haber conversaciones. El SPD no está cerrado
a hablar”.
Luego del fracaso de la coalición Jamaica, la
presión sobre el SPD es inmensa, no solo de parte de la clase política y la
sociedad alemana, sino de toda Europa. Ante esta presión el SPD tendrá que valorar,
luego de su declaración de disponibilidad para el diálogo, el daño político que
le causa reeditar “la Gran Coalición” y bajo qué condiciones iniciará el diálogo
con Merkel. Puede ser bajo un plan de gobierno común, o en el marco de un
gobierno conservador en minoría con acuerdos parciales en torno a políticas específicas,
como puede ser la política exterior, la política económica, etc. Difícil, a
nuestro juicio que Merkel acepte un acuerdo conservador en minoría: se abre así
un nuevo gran dilema entre reeditar la Gran Coalición, un gobierno conservador
en minoría o nuevas elecciones en marzo. Estos próximos días veremos cómo se
despeja la nube de inestabilidad que hoy se cierne sobre Alemania y Europa.