martes, 27 de octubre de 2009

Recuperación económica global: el Cono Sur una región privilegiada

Existe un consenso casi unánime en que la contracción económica global terminó y que tímidamente se inicia una frágil recuperación, fundamentalmente en el epicentro del sistema (USA). Después de estar veinte meses inmersos en una profunda crisis financiera y económica global, bordeando el precipicio de la depresión, el manto se levanta y aparece el esqueleto de un capitalismo seriamente dañado -en CTI con respirador artificial- pero aún con síntomas vitales y evolucionando a una recuperación. Pronóstico reservado y gran incertidumbre sobre el tiempo en que el enfermo permanecerá internado antes de que pueda dejar el respirador y caminar sin el apoyo que brinda el Gobierno estadounidense a través de sendos planes de estímulo y rescate. En este contexto, al levantar el manto, aparecen los impactantes índices que marcan el punto de partida de la recuperación. Como en un Tsunami, cuando se retira el agua, aparece una economía con un 10% de desempleados en USA y cifras aún superiores en otras economías desarrolladas; un déficit público del 9.3% en USA -1.4 billones- y del 9% promedio en todos los países que conforman la OCD; record en quiebras de empresas y bancos, fundamentalmente en USA; una caída del 20% del comercio mundial y crecientes señales de proteccionismo; fuerte caída de las remesas a los hogares de América Latina y según la ONU, 100 millones de pobres más en el mundo… sólo para citar algunas de las cifras más impactantes que caracterizan la economía global al fin de la crisis y al inicio de la recuperación.

Pero no todo el proceso de recuperación será territorialmente homogéneo, como no lo fue la crisis. Desde nuestra perspectiva nos corresponde intuir analíticamente el posicionamiento en la recuperación global de nuestra Región: el Cono Sur de América Latina. Para iniciar esta REFLEXIÓN es necesario hacernos una primer pregunta que tiene una respuesta muy compleja, pero que trataremos de simplificarla concentrándonos en lo esencial: ¿cómo funcionaba el motor económico global hasta 2007 y como funcionará partir del 2010 y durante varios años más?

En la precrisis, el motor económico global era movilizado por un único y potente “impulsor”: el insaciable apetito del consumidor estadounidense y la belicosidad del Gobierno encabezado por Jorge W. Bush. Juntos generaban una potente demanda global que se respaldaba, en el caso de los hogares estadounidenses, en su creciente riqueza como consecuencia del incremento sostenido del precio de las viviendas y las acciones, y en el caso del gasto militar, en el sostenido crecimiento del déficit público. La expansión del consumo privado la proporcionaba el crédito bancario a baja tasa. A su vez, los bancos se fondeaban en el mercado de capitales en base a la generación de sofisticados productos financieros, derivados de derivados, que a su vez tenían como núcleo las hipotecas que ellos mismos generaban al conceder los créditos. En el caso del gasto público, el déficit era financiado por la emisión de Bonos del Tesoro que eran adquiridos por Bancos Centrales, fondos soberanos e inversores privados, todos ellos en busca de activos de reserva y protección. La Fed, a su vez generaba el circulante emitiendo los dólares necesarios para lubricar todo un sistema que funcionaba a altas revoluciones, impulsado por exacerbados valores de hiperconsumo y codicia. A principios del 2008 el “motor” global se recalentó y colapsó, iniciándose la debacle por “el desinfle” de la burbuja de las hipotecas subprime, seguido por el derrumbe del precio de las viviendas y de las acciones.

En los años que vienen, años de débil recuperación, el motor de la economía global bajará sustancialmente las revoluciones y por ende el nivel de actividad. El “impulsor” principal ha dejado de ser el consumo de los hogares estadounidenses y surgen varias especulaciones en torno a cual será el sustituto, al menos en los primeros años de la recuperación.

A nivel de la economía estadounidense el “impulsor”, en las primeras etapas de la recuperación, lo constituirá el gasto público. La caída en el consumo privado ha sido remplazada en buena proporción por el consumo público, generado a partir del plan de estímulo de Obama, los salvatajes sectoriales y la abultada inyección de recursos al sistema bancario -que los bancos han capitalizado y no han trasladado al crédito, como esperaba la Fed-. Lánguido panorama para la economía estadounidense hasta que no rebroten el crédito y la confianza del consumidor. Mientras tanto, más emisión y más colocación de Bonos de Tesoro, pero menor confianza en sus atributos de activos de reserva. Devaluación del dólar y aumento de la competitividad de las exportaciones estadounidenses. En resumen, a nivel de la economía de USA, una recuperación frágil, inicialmente impulsada por el gasto gubernamental, y una peligrosa disyuntiva: retiro de los estímulos y una recuperación más débil; o más estímulos y mayor déficit acrecentando el fantasma de la inflación.

A nivel global la dinámica de la recuperación surge con mayor claridad. La economía China será el gran “impulsor” de la actividad económica mundial. China no ha dejado de crecer durante toda la faz contractiva de la crisis y recientemente se ha anunciado un crecimiento del 8.9% en el tercer trimestre, lo que llevaría la tasa de crecimiento para 2009 al 8%, razón por la cual el Gobierno Chino afirmó su política fiscal activa y monetaria expansiva. Junto al sorprendente aumento de la tasa de crecimiento en el tercer trimestre, se dieron a conocer otros indicadores de la economía China que reafirman la solidez de su expansión: un ascenso anual de 34% en la inversión en activos fijos, las ventas minoristas se elevaron 15.5% en igual lapso y la tasa de avance de la producción industrial se incrementó un 13.9, superando el 12.3% del mes previo. Es importante señalar que China, cuando sufrió el primer impacto de la recesión, una caída de las exportaciones del 24%, para un país en que el comercio exterior representa el 60% del Producto, reaccionó rápidamente con un plan de estímulo de 580.000 millones de dólares, que fueron enteramente canalizados por los bancos como crédito al consumo y a las Pymes. Es así que China se perfila como el motor de arranque de la economía global y es probable que mantenga ese status durante los primeros meses, o incluso los primeros años, de la recuperación. Formidable ironía postcrisis: una economía centralmente planificada, conducida por un Partido Comunista, actuará como impulsora de la recuperación del sistema capitalista global. Pero China no está sola en ésta tarea, según las últimas estadísticas conocidas la acompañan dos economías emergentes que han iniciado con brío su recuperación: India y Brasil.

Con estas dos reflexiones, podemos adelantar una conclusión. La economía de USA perderá fuerza como motor de la economía global pero incrementará su competitividad como exportador de manufacturas y China la remplazará como “impulsor” de la economía global, fundamentalmente en las primeras etapas de la recuperación. En consecuencia, dada la estructura de las importaciones chinas, nos aventuramos a predecir que en el corto plazo los países productores de comoditties, fundamentalmente alimentos, energía y determinados minerales, se posicionarán en una situación claramente ventajosa a nivel mundial.

El Cono Sur de América Latina es una región que genera un tercio de los granos que se consumen a nivel mundial, la mitad de la carne que se exporta en el mundo y cuenta con formidables reservas de hidrocarburos y gas. Chile produce un tercio del cobre que consume China, su precio ha escalado 127% en lo que va de 2009. Además, el Cono Sur cuenta con un “motor” regional y quizás mundial que es Brasil, liderando la recuperación regional a través de la generación de mercado para bienes y servicios, cuyo comercio es favorecido por las ventajas de la zona de libre comercio que proporciona el MERCOSUR. Adicionalmente, esta crisis encontró a los cinco países del Cono Sur (MERCOSUR más Chile) con las cuentas en orden: superávit fiscal, un nivel de endeudamiento aceptable en relación al producto, alto nivel de reservas y un sistema bancario suficientemente capitalizado y estable. El futuro cercano del Cono Sur es promisorio, la recuperación llegará primero y se expresará durante el 2010 a través de tasas de crecimiento cercanas al 3 - 4%. Este año, Brasil entró en recuperación y se restablece la afluencia de capitales y la inversión extranjera; Uruguay es uno de los únicos países del mundo que presentará tasa de crecimiento levemente positiva; Argentina ha revertido la fuga de capitales y está dejando atrás las limitantes consecuencias de su default y su deuda con el Club de Paris. Iniciamos un 2010 promisorio. Para consolidar estas tendencias será necesario reconocer que China es el socio estratégico por excelencia del Cono Sur de América Latina, y en base a esta comprobación orientar coordinadamente la política comercial de la Región.