viernes, 2 de diciembre de 2016

REDISEÑO DE LA ECONOMÍA GLOBAL: PRIMEROS ANUNCIOS DE TRUMP PRESIDENTE

La política exterior de los Estados Unidos se volverá menos ambiciosa. Se centrará más en fortalecer sus intereses políticos y comerciales concretos y menos en promover y sostener el sistema de orden global que crearon después de la Segunda Guerra Mundial. 

La campaña de Trump a la Presidencia de EEUU sorprendió a la audiencia mundial por el contenido nacionalista, xenófobo y racista de su intervenciones y mensajes publicitarios. Quien las escuchase, quedaba perplejo ante su propia interrogante: ¿cómo  en el siglo XXI y en el país más poderoso del mundo puede un candidato presidencial estructurar su campaña en torno a un núcleo de conceptos e ideas tan conservadoras en relación a los avances culturales y económicos que han conducido al mundo, y fundamentalmente a Occidente, desde la Segunda Guerra Mundial? 

Sin embargo, el obsoleto sistema electoral de EEUU, el rechazo al establishment político representado por Clinton, un uso excepcional de la revolución de las comunicaciones, así como las perturbaciones y desplazamientos de capital y trabajo generados por la globalización, provocaron que el mundo quedase absorto la madrugada del 9 de noviembre cuando el candidato del Partido Republicano, Donald Trump, obtenía con holgura el número de delegados necesario para que el Colegio Electoral lo convirtiese en el cuadragésimo quinto Presidente de los EEUU. 

Desde ese mismo día el mundo se plantea  una nueva interrogante: ¿en qué medida convertirá Trump Presidente sus anuncios y slogans de campaña en políticas nacionales e internacionales?. La respuesta a esta pregunta irá adquiriendo rasgos más claros desde el 20 de enero, e incluso adoptará una forma más acabada varios meses después de la asunción del nuevo Presidente. Sin embargo, el período de transición hacia el 20 de enero ha comenzado, lo que permite ir decodificando nombramientos y anuncios que esbozan un sendero, una orientación, que nos habilita a efectuar especulaciones, no solo en torno a la consistencia ideológica de "Trump candidato" y "Trump Presidente" sino, y fundamentalmente, en relación a cómo se modificará la política económica de EEUU y, en consecuencia,  cómo se rediseñarán las relaciones internacionales y la economía global.
Tener la posibilidad de identificar estas tendencias con anticipación no es únicamente un ejercicio teórico y periodístico, es muy relevante para ir repensando el posicionamiento de cada país o región en el nuevo mapa geopolítico y económico global.  Así lo están haciendo aceleradamente grandes potencias como China y Rusia, además de muchos países del Asia y Europa. 

Sin embargo, no es un ejercicio sencillo. Los anuncios de Trump como Presidente electo han sido pocos y en muchos casos difieren de los anuncios de campaña.  Pero tratemos de extraer aquellos (algunos pocos) que han sido formulados con mayor consistencia y que por su naturaleza tienen alta probabilidad de convertirse en políticas a ser adoptadas por la nueva administración. 

En primer lugar deberíamos referirnos al anuncio formal de que EEUU se retirará del Tratado Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) que venía tejiendo Obama a lo largo de sus dos administraciones. Esa iniciativa que articulaba comercialmente una docena de países del Asia Pacífico, pero que no incluía a China, era concebida por demócratas y republicanos como el "rebalancing" de la agenda internacional de la primera potencia, hacia ese foco regional que concentra el 50% del comercio mundial y el 40% del PBI. 

Obviamente Beijing asumió esa ofensiva como una agresión de EEUU sobre su propio espacio de influencia. En una respuesta muy rápida a la primera expresión proteccionista concreta de Trump, Xi Jinping respondió desde Lima, Ecuador y Chile con gestos y señales de cooperación económica y promoción del comercio de productos y bienes especializados con las 21 naciones integrantes del Foro de Cooperación Asia - Pacífico y con especial énfasis con América Latina. 

Otro anuncio destacable es la marcha atrás en relación al plan de infraestructura: "el plan de infraestructura no es parte del corazón de la agenda económica", dijo Trump. El plan ya consiguió lo que quería: ayudó a ganar la elección. Su implementación induciría a que subieran más las tasas de interés que la demanda de cemento. En un contexto macro, que ya prevé inflación e incremento de las tasas, ¿qué sentido tiene agregar más carbón a la chimenea?. Este es un anuncio que alivia en algo las expectativas de las economías de América Latina, fundamentalmente aquellas con alto nivel de endeudamiento. 

En una entrevista con el New York Times, Trump insistió  en desconocer las conclusiones de la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático de París y los compromisos financieros que allí se aprobaron.  A su vez, culpó oficialmente a China por su responsabilidad en la aceleración del deterioro ambiental y del cambio climático. 

La reacción de Trump ante la muerte de FIDEL: "murió un dictador", más allá de complacer a los votantes que le dieron su victoria en Florida, es una muestra clara de cuál será su postura política hacia la Isla. Es evidente que desmontará la mayoría de las acciones de acercamiento estructuradas por Obama, más aún cuando fueron éstas políticas contra las que reaccionó el exilio cubano en Miami y tradujo su desacuerdo quitándole el apoyo a la candidata demócrata. Es previsible que la relación entre EEUU y Cuba atravesará un período de alta tensión en los próximos años, o quizás meses, ya que a diferencia de Obama que solamente pudo restringir sus decisiones de deshielo y acercamiento al ámbito ejecutivo, Trump cuenta con la mayoría en ambas cámaras y, en consecuencia, su política hacia Cuba puede mantener o profundizar el bloqueo, o diseñar políticas de mayor confrontación.

En política interna la casi segura nominación Steven Mnuchin como Secretario del Tesoro tiende a restablecer la confianza de Wall Street y la ejecución moderada de una reforma impositiva que, según lo anunciado en la campaña, disminuirá la carga sobre las capas medias de la sociedad y reducirá al 15% el impuesto a las ganancias corporativas. 

En resumen, la política exterior de los Estados Unidos, con la excepción del combate conjunto con Rusia al Estado Islámico y el cambio de orientación de la política de acercamiento hacia Cuba, según los anuncios de estas primeras semanas, confirma que se volverá menos ambiciosa. Se centrará más en fortalecer sus intereses políticos y comerciales concretos y menos en promover y sostener el sistema de orden global que crearon después de la Segunda Guerra Mundial. 

lunes, 21 de noviembre de 2016

LOS EFECTOS DEL PROTECCIONISMO SOBRE UNA ECONOMÍA GLOBAL ANÉMICA. LA CONTRAOFENSIVA ASIÁTICA Y SU IMPACTO SOBRE LA REGIÓN

Trump intentará implantar un esquema proteccionista en la mayor economía del mundo poniendo en riesgo la débil recuperación postcrisis de la economía mundial; enlentecerá, pero no frenará, el proceso de globalización e integración que ha emprendido la comunidad internacional y en consecuencia generará un gran espacio para que Asia, fundamentalmente China, fortalezca sus relaciones económicas y comerciales con otras regiones, principalmente con América Latina, tal como quedó esbozado la semana pasada en la Cumbre Asia - Pacífico (APEC) en Perú.

El reciente triunfo electoral de Donald Trump, y en consecuencia la alta probabilidad de que sus anuncios populistas y proteccionistas se hagan realidad, sorprendió a la mayoría de los analistas; colocó un signo de interrogación sobre los pronósticos en torno al crecimiento global y regional que realizan organismos internacionales, universidades y empresas; incrementó la volatilidad de los mercados; llenó de temores a países emergentes y acentuó la incertidumbre sobre el resultado de varias de las próximas elecciones en Europa .
La renegociación del Nafta, el retiro de EEUU de las negociaciones del TPP, la postergación, probablemente indefinida, del tratado de libre comercio con la UE y la aplicación de altos impuestos (anuncio de campaña del 35%) a las importaciones desde China y México, conforman una sólida y amenazante barrera de protección a la mayor economía del mundo. De concretarse, justifican sobradamente la preocupación mundial que han generado, no sólo por su impacto sobre la economía global, sino también por las distorsiones que pueden generar sobre la propia economía de EEUU, cuyo desempeño a su vez afecta la economía mundial y, en particular, la economía de otras regiones y países, de acuerdo al grado de articulación que las mismas mantengan con la economía norteamericana. Veamos.
A nivel global, las perturbaciones que pueden ocasionar las políticas proteccionistas que se propone instrumentar Donald Trump durante su presidencia, se agravan porque su ejecución enfrenta una economía mundial débil, que atraviesa una faz de tenue recuperación del producto global y una notoria reducción de los flujos de comercio. El Banco Mundial, en su último Global Economic Prospect, afirmaba: "Las perspectivas de crecimiento se han debilitado en toda la economía mundial. El crecimiento global para el 2016 se proyecta en 2,4%, igual que el que caracterizó el decepcionante ritmo del 2015 y 0,5 puntos porcentuales por debajo de lo esperado al inicio del año. Este indicador global comprende una predicción de 1.8% de crecimiento para las economías avanzadas y un 3.5% para las economías de mercados emergentes, las cuales se enfrentan a crecientes dificultades, incluyendo la persistencia de los bajos precios de los productos básicos, así como el deslucido comercio global y la reducción en los flujos de financiamiento”. Estas predicciones, que cuantifican un panorama económico global débil, fueron corregidas a la baja luego de aprobado el referéndum por el Brexit.
Las predicciones del Banco Mundial para 2017 y 2018 son algo más optimistas: 2.6/2.7% para el PBI global, pero continúan muy por debajo de las tasa de crecimiento mundial que caracterizó el quinquenio previo al 2008: 3.6%.
En términos del impacto que pueden generar políticas proteccionistas con epicentro en la mayor economía mundial, el análisis de la evolución de los flujos de comercio de bienes, resulta aún mucho más preocupante que el crecimiento del producto. Entre 1980 y 2000, el comercio internacional de bienes creció a un promedio de 7% anual. Entre 2000 y 2016 cayó a un 2% anual. Desde el 2008 a fines del 2015 el comercio internacional creció un 20% menos de lo que lo hizo el producto mundial. 
En este marco global, caracterizado por una economía débil y un intercambio comercial en franco deterioro, la ola expansiva de nacionalismo, populismo y proteccionismo que se inicia por el Brexit, continúa en EEUU y puede replicarse en varios países de Europa, justifica sobradamente la preocupación del resto del mundo que recorría y "acomodaba" sus economías a un sano proceso de apertura, globalización e integración. Sin duda que con algunos populismos latinoamericanos, el Brexit y Trump Presidente se retrocede hacia el viejo paradigma de "vivir con lo nuestro". No se crece cerrando la economía, protegiéndola de la interacción creciente con la economía global. Hay muchos ejemplos en la historia económica que así lo evidencian. En el caso de EEUU esta concepción económica es aún más riesgosa, porque la economía se ha acercado estos últimos tres años al pleno empleo. Todo proceso económico, y la globalización en particular, define jugadores "ganadores" y "perdedores". El discurso nacionalista y populista de Trump fue efectivo en captar el voto de trabajadores desplazados, víctimas de salarios reales reducidos o desempleados, como consecuencia de la pérdida de sus propias capacidades para ser absorbidos por empleos de creciente calidad. El proteccionismo que postula Trump no provocará un retorno de la industria manufacturera que migró a países de menores salarios o mayor productividad, y por lo tanto no incorpora la mayor clientela electoral de Trump. Sin embargo, generará mayor inflación y probablemente afectará aún más el estancamiento o la caída del salario real.
Lo que Trump no podrá evitar con su política proteccionista y de enfrentamiento comercial a China es que los demás países que no se embarquen en su concepción del crecimiento y el intercambio sigan adelante con los procesos de apertura e integración. Tal como fue evidenciado en la reunión de la Cumbre Asia - Pacífico (APEC) en Perú, los tratados que EEUU abandone continuarían sin EEUU o serían reorientados hacia nuevas estructuras de integración. Si esto aconteciese, el liderazgo que EEUU había consolidado con Obama en materia de relaciones comerciales será remplazado por Asia, particularmente por China. En Perú el presidente de China Xi Jinping expresó: "Como la segunda mayor economía del mundo, China siempre ha abogado por el sistema de libre comercio internacional y se ha opuesto al proteccionismo en todas sus formas” y agregó “Nosotros no nos cerramos, vamos a abrirnos más”

En resumen, la presidencia de Trump intentará implantar un esquema proteccionista en la mayor economía del mundo poniendo en riesgo la débil recuperación postcrisis de la economía mundial; enlentecerá, pero no frenará el proceso de globalización e integración que ha emprendido la comunidad internacional; corre el riesgo de generar perturbaciones en la propia economía de EEUU sin que se vean beneficiados los trabajadores desplazados de las viejas ciudades industriales y, por último, dejará un gran espacio para que Asia, fundamentalmente China, fortalezca sus relaciones económicas y comerciales con otras regiones, principalmente con América Latina.




lunes, 14 de noviembre de 2016

LAS POSIBLES REPERCUSIONES ECONÓMICAS Y COMERCIALES DE LAS POLÍTICAS ANUNCIADAS POR TRUMP EN SU CAMPAÑA

Trump ganó las elecciones con el voto del hombre blanco, desplazado a los suburbios y a la ruralidad. Hilary ganó en todas las ciudades mayores a 1 millón de habitante. Trump pretende una presidencia de 8 años y debe ser fiel a su clientela. Para ello anuncia una política proteccionista que se expresa en el retiro de USA del acuerdo transpacífico (TPP) el rediseño del Nafta y el enfrentamiento comercial con Asia, fundamentalmente China. El debilitamiento financiero de la OTAN puede ser visto como un guiño a Putin buscando un aliado en su enfrentamiento con China y un frente común para derrotar el Isis.

Trump ganó las elecciones apelando  al voto del hombre blanco, protestante y desplazado a los suburbios y la ruralidad. El mismo que ha visto amesetado  su salario real y su capacidad de compra  por décadas, mientras el estado pagaba millones a Wall Street y a los bancos para cubrir sus imprevisiones o acontecimientos adversos. Tan asi fue esta distribución territorial y social del voto que Hilary ganó en todas las ciudades con población mayor a 1 millón de habitantes. Trump pretende un gobierno de 8 años y no puede decepcionar su " clientela" . Una clientela de trabajadores  industriales, concentrada en los distritos donde predomina - o predominaba - la industria manufacturera, depositaria de los valores más conservadores de USA y hoy amenazada por muchos miedos e incertidumbres sobre sus capacidades y su futuro. Miedos que se han transformado en odio a Washington, a los inmigrantes mexicanos, a lo "extranjero”, a lo diverso...al mundo. 
Más allá del ruido mediático para crear tráfico en las redes sociales , desparramando racismo y xenofobia , en una campaña que manejo hábilmente la revolución de las comunicaciones ( 136 periódicos respaldaron a Clinton y 13 a Trump) , subyacen un conjunto de ideas de política económica y comercial que, supuestamente orientadas a fortalecer el crecimiento e incrementar el salario real y la estabilidad laboral , son profundamente retrógradas en términos de lo que el mundo ha construido en términos de globalización  del bienestar y combate universal de la pobreza  ( En la última década , Brasil saco 40 millones de personas de la pobreza , China 320 e India 200 y así podríamos seguir con muchos países del Asia ) . 
La idea Trampista que puede tener mayor impacto a nivel mundial es sin duda el regreso al proteccionismo con la justificación de reactivar la economía Norteamericana. "Haremos que regrese a casa todo lo que se fue a generar riqueza y empleo a otros países" expresó Trump. Desde el primer día,  señaló, que retiraría su país de la negociación del acuerdo transpacífico (TPP) y  que iniciaría el proceso de negociación para el rediseño del NAFTA, con México y Canadá. 
Según los anuncios de campaña el rediseño proteccionista del NAFTA forma parte de un "paquete" que además incluye  la imposición de un alto arancel a los bienes importados desde México, impuestos a las remesas que los mexicanos y centroamericanos que viven en Usa envían  a sus familiares, la construcción de un muro en la frontera con ese país y la expulsión de todos los inmigrantes indocumentados.
El segundo capitulo de la política económica y comercial consiste en replantear la relación política con Asia, especialmente con China. El fervor proteccionista se expresa aquí en dos niveles: Asia configura el área hacia donde han migrado mayoritariamente las industrias norteamericanas en busca de menores salarios. Hoy el déficit comercial de USA con China es de 300 mil millones de dólares. Según Trump la mayoría de este déficit está conformado por productos fabricados  por empresas americanas, las cuales generan una repatriación de utilidades de 2200 billones de dólares anuales. 
Redefinir la relación con Asia, especialmente con China, tiene varias aristas más allá de penalizar a las industrias que migraron en busca de salarios más bajo y un mercado en expansión. 
Si el crecimiento de China se debilita y su tasa de crecimiento se reduce por debajo de 6%, se verán afectados los precios de las commodities. Este es un problema grave para los países emergentes, fundamentalmente de AL y especialmente Brasil, Argentina y Uruguay en lo que tiene que ver con las commodities alimentarias
Finalmente Trump ha dicho que los países europeos deberán costear su propia defensa, aumentando en 2% de su PBI los gastos militares. Ya en discusiones del equipo de transición se instalo la idea de reducir la contribución de USA a la Alianza del Pacífico y de reclamar el pago de los servicios de protección militar que EEUU presta a otros países, como es el caso de Japón.
Rusia tiene varios conflictos territoriales con la OTAN. Puede interpretarse que estas intenciones de debilitamiento de la Alianza son un guiño a Putin, buscando un aliado en la disputa que inevitablemente se desarrollará con China y en la conformación de un frente común para derrotar al ISIS. 
A nivel doméstico Trump destaca en sus anuncios de campaña un amplio plan de infraestructura, lo que se asocia a tasas de interés más altas por el crecimiento del déficit que , junto a una política proteccionista, constituye una muy  mala noticia para los emergentes y para nuestra región en particular . 

Veremos como se definen no solo esta sino todas las políticas publicas externas e internas. El haber obtenido  la mayoría de las dos cámaras del Congreso,  la de Senadores y representantes, facilitará enormemente la aprobación de las Leyes que las respalden. 

lunes, 7 de noviembre de 2016

MADURO, CRISTINA Y EL PATO DONALD. GLOBALIZACION Y POPULISMO

La globalización es un proceso virtuoso que, enriquecido por el vertiginoso avance de la tecnología y las comunicaciones, diluyó fronteras y expandió el comercio y el progreso. Pero a su vez ha tenido consecuencias indeseadas: entre otras, el Nacionalismo y el Populismo, con tonalidades de izquierda y de derecha, pero con los mismos rasgos autoritarios y antidemocráticos, además de racistas y xenófobos en EE.UU. y Europa. 

La globalización es un proceso expansivo y virtuoso que, respaldado y enriquecido por el vertiginoso avance tecnológico, ha impulsado la fragmentación y universalización del proceso de producción, el crecimiento y la diversificación del comercio, la formidable expansión de las comunicaciones y, fundamentalmente, el acercamiento de la cultura y los valores que caracterizan a cada país y a cada grupo humano, por más pequeño y previamente desconocido que éste sea. La globalización "achicó el mundo", diluyó las fronteras, universalizó las ideas y expandió la lucha por las causas justas y los derechos universales. Pero a su vez, como proceso socioeconómico y político desarrollado a escala global, ha tenido también consecuencias indeseadas. Entre las más graves: reacciones proteccionistas ante el avance del crecimiento y la apertura del comercio mundial; la prevalencia de los intereses del capital financiero en el desarrollo del capitalismo post-industrial; la agudización de la desigualdad de ingresos entre países y regiones -hoy un 1% de la población mundial concentra más ingresos que el 99% restante- e incluso, en el mundo desarrollado, el miedo de vastos sectores de la mano de obra a quedar obsoletos en la calidad de sus capacidades y desplazados por el traslado de industrias a países con menores salarios y mayor productividad. El voto por Trump en Estados Unidos es preponderantemente hijo de ese miedo a que “nos roben los trabajos”, temor compartido por muchos de los ingleses que votaron en contra de continuar en la Unión Europea, o sea por el "Brexit".

En el plano político la globalización acrecentó el nacionalismo e incubó el surgimiento del Populismo -con tonalidades de izquierda y de derecha- pero compartiendo un mismo corazón ideológico, con los mismos rasgos antidemocráticos, autoritarios y empobrecedores del debate ciudadano, reduciéndolo a un relato que genera adhesiones o rechazo y con el cual se puede acordar enteramente o correr el riesgo de disentir y ser catalogado como enemigo e incluso traidor, amplificando una "grieta" en la sociedad entre quienes respaldan el modelo supuestamente "nacional y popular" y quienes reclaman democracia y participación y en el límite del modelo, trabajo y comida.

En próximos artículos nos referiremos a los efectos indeseados de carácter comercial y financiero de la globalización, pero dada la actualidad de los hechos que acontecen en Venezuela, que aún condicionan la realidad argentina y que serán determinantes del resultado electoral del martes en EEUU, en este artículo nos concentraremos en intentar un entendimiento de la dialéctica, y de la peligrosa propagación del Populismo tanto en los países desarrollados como en las economías emergentes y los países en desarrollo.

La primera distinción que es necesario hacer es que cualquier asimilación del Populismo a la izquierda democrática seria y moderna es falsa y malintencionada. Como asimismo cualquier defensa desde la izquierda democrática a regímenes claramente populistas, como el "Kirchnerato" o el Chavismo, es por lo menos ingenua y quizás equivocada y carente de valores republicanos.
El origen de los tres regímenes es el retorno a una visión "bárbara" de la realidad. Los bárbaros entendían que todo lo desconocido era una amenaza y debían considerarlo como un enemigo, por lo tanto era necesario enfrentarlo. Los gobiernos populistas consideran al mundo un enemigo y las relaciones internacionales pasan a ser controladas por la lógica de la conspiración y la confrontación. Las alianzas internacionales de la Argentina Kirchnerista quedaron reducidas a Irán, Venezuela y confusos acercamientos con Putin. El Kirchnerismo llegó al colmo de conspirar con Uruguay llevándonos al borde de la confrontación. Venezuela ha reducido su respaldo político a Cuba, Ecuador y Nicaragua. EE.UU. es a la vez su principal enemigo y su mayor proveedor de divisas a partir de ser su mayor comprador de petróleo. Si gana Trump no se concretarán los dos grandes acuerdos regionales impulsados por Obama y en proceso de negociación: el acuerdo transpacífico y el transatlántico (con Europa), y el NAFTA (con México y Canadá) se renegociará.
La dinámica política del Populismo está dominada por crecientes limitaciones al ejercicio de los derechos políticos y las progresivas suspensiones de las facultades constitucionales. En Venezuela se ha ido más allá con el encarcelamiento de opositores y amenazas de intervención militar. La suspensión del referéndum revocatorio y el desconocimiento de decisiones parlamentarias por la arbitraria falta de legitimidad de algunos representantes son ejemplos groseros del deterioro democrático -ojalá que la mediación Vaticana genere un resultado conciliador y no sea una nueva medida dilatoria-
Como todo Populismo implantado en países pobres, se agota el discurso -siempre extenso y dirigido al pueblo- cuando se desploma el precio de la "mono materia prima" -la soja en Argentina y el petróleo en Venezuela- que habilita atender algunas necesidades populares pero, fundamentalmente, a poner en movimiento la trama de la corrupción para enriquecer al "jefe" y eternizar el modelo nacional y popular.
En el caso de los países desarrollados, y en EEUU, la dinámica política del Populismo es diversa. Si bien está conducida por el miedo, la retroalimenta el nacionalismo y por ende adquiere terribles perfiles de racismo y xenofobia. Las minorías, los migrantes y las economías emergentes, hacia las cuales se trasladaron procesos industriales que luego venden sus productos finales en el mercado norteamericano, se han transformado en el "evil" contra el cual los "cruzados blancos" deben luchar para sobrevivir.

En relación a la arbitrariedad del régimen que puede emerger si triunfa Trump, la situación es diversa en EE.UU. que cuando el Populismo se implanta en un país emergente o en desarrollo. EE.UU. es un régimen federal consolidado y el Parlamento (ambas cámaras) pueden limitar con éxito las arbitrariedades mayores de la barbarie nacionalista, proteccionista, racista y xenófoba. Pero las habrá en la medida que las atribuciones presidenciales lo permitan.



Para terminar, desgraciadamente Trump no termina en Trump. Aún perdiendo quedará la mitad de la población de EEUU que han asimilado su mensaje, su odio y su xenofobia, muchos de ellos armados. Y peor aún, se preparan muchos otros Trump en Europa con posibilidades cada día más ciertas de ser electos. La globalización continuará como un proceso virtuoso pero enfrenta un defecto no deseado: el Nacionalismo y el Populismo.

lunes, 3 de octubre de 2016

NUEVE MESES Y MEDIO: MUCHO PARA UN EMBARAZO, POCO PARA UN GOBIERNO

La presidencia de Mauricio Macri cumple nueve meses y medio al frente del Gobierno Argentino y se hace difícil evitar la referencia a un embarazo retardado. Fueron meses dolorosos como un parto sin saber cuánto se prolongará. Meses extremadamente intensos, no solo por las consecuencias de las leyes aprobadas y políticas adoptadas, sino por el descubrimiento de asombrosos actos de corrupción del gobierno de Néstor y Cristina Kirchner, que día a día, noticia a noticia, nos develan un régimen que con ropajes de progresismo  encerraba una estructura mafiosa groseramente concebida para apoderarse ilegalmente de la mayor cantidad de recursos público posibles

Pero dejemos en manos de la justicia las consecuencias penales de esta arquitectura de despojo y regresemos al análisis de lo que ha significado el gobierno de Macri para la economía y la sociedad en estos nueve meses y medio de “gestación”. Macri recibió una pesada herencia del gobierno kirchnerista: el aislamiento mundial, la consecuente imposibilidad de acceder a los mercados de capitales, un peso artificialmente sobrevaluado, el agotamiento de las reservas del BCA, el cepo cambiario, una inflación del 39% y un índice de pobreza del 30% y no del 4% como declaraba Cristina en la FAO y Aníbal Fernández  lo comparaba con el índice de pobreza en Alemania

Con buena capacidad de negociación inicial, dada su minoría en ambas cámaras, en los primeros meses de gobierno el Parlamento aprobó las leyes que le permitieron al gobierno de Macri “desarmar” el nocivo “cepo cambiario”, iniciar y concluir el pago a los fondos buitre y devaluar el peso un 50%. Este “combo” le permitió a la Argentina (Gobierno Central, Provincias y empresas) regresar al mercado de capitales internacional. A la fecha, incluyendo el pago a los fondos buitre, la emisión de deuda adicional externa e interna y las deudas adquiridas por las Provincias, el endeudamiento del Tesoro Argentino ha crecido al 51% del PBI. La cual es una relación baja si se la compara con el resto de la región, y muy baja si se la confronta con los países desarrollados. Si alguna ventaja dejaron los doce años de kirchnerismo es que su aislamiento global condujo a un importante desendeudamiento, fundamentalmente de fuente internacional.  

Reiterando, Mauricio Macri inaugura su gestión con un paquete de medidas que en menos de sesenta días reposicionaron a Argentina en el mundo, promoviendo activamente la apertura global de sus relaciones comerciales, financieras y políticas. En contraste, asombra como el relato kirchnerista pregonaba el cierre de la economía, el aislamiento de los mercados globales y del mundo en general, como una virtud y un rasgo de progresismo, concepto que se reproduce en Venezuela y en el discurso de Trump: rasgo común del populismo de izquierda y de derecha. ¿Acaso Uruguay  no tienen un gobierno progresista porque concurren al mercado internacional de capitales, honran su deuda, tiene relaciones con el FMI y una política de acceso libre al dólar? 

Inmediatamente después de normalizar las bases de la inserción natural de la economía en el escenario global, a través de los mecanismos descritos, el gobierno “derrapa” en un intento legítimo pero groseramente implementado de reducción del déficit. Me refiero a la suba de las tarifas de luz, gas y transporte de electricidad. Con alto grado de impericia politica, intenta reducir los absurdos e indiscriminados niveles de subsidio que el gobierno de Cristina otorgaba a las empresas privadas para que prestaran estos servicios . El monto que originan estos subsidios constituye uno de los componentes mayores del gasto público y por ende del abultado déficit fiscal que heredó el gobierno de Macri. Con el agravante de que los hogares de mayores ingresos eran unos de los mayores beneficiarios de estos subsidios y con el agravante, de que en el caso del gas los hogares más pobres, no alcanzados por la red de gas en tuberías y por lo tanto obligados a usar garrafas, seguían pagando un gas que triplicaba la tarifa de un hogar de Barrio Norte. A pesar de estas inconsistencias, las medidas de suba de tarifas orientada a corregir estos insostenibles e irracionales subsidios que intentó el gobierno de Macri se vieron impregnadas por la impericia, la insensibilidad y la poca “cintura” política. De un día para otro los argentinos residentes en Capital Federal y Provincia de Buenos Aires recibieron boletas con mas de 500% de aumento y por falta de una adecuada simulación previa al envío de las facturas, se dio el caso de hogares que recibieron hasta 1000 % de incremento. Todo este despropósito inconsulto llevó a un revisionismo, el cual fue facilitado por la decisión de la Corte Suprema estableciendo un tope y llamando a la grualidad: hoy ya es decreto que el incremento del gas no podrá pasar de 200%, con subas semestrales. Algo similar pasará con la electricidad cuya solución será sometida a Audiencia Pública la segunda semana de octubre.

Mientras tanto, el déficit fiscal no se reduce habiendo incluso planificado una cifra superior en 2017 en el marco del Presupuesto ya elevado al Congreso. Las transferencias a las Provincias, el pago de intereses de la deuda, el reinicio con ímpetu reactivador de la obra pública y el mantenimiento e incluso expansión de algunos programas sociales, han “rigidizado” el nivel del gasto, el cual impacta de lleno en el nivel del déficit ante una carga impositiva asfixiante y la reducción de las retenciones a los productos agropecuarios. En un Estado en el cual hay 36 empleados estatales cada 100 empleados registrados, de todas maneras la reducción del déficit no es una tarea de corto plazo y si así lo pensaba el equipo de Cambiemos antes de asumir, pecaba de ingenuo o aspiracional.

Sucedió lo predecible. La corrección de los groseros desequilibrios fiscales y monetarios y el sinceramiento cambiario (el dólar se devaluó 50%) se tradujeron en un incremento no esperado de la inflación que llegó a un 42% anualizado en julio. Las paritarias habían sido negociadas con parámetros menores, lo que se tradujo en una pronunciada caída del salario real y el consumo, la cual llegó a un 7,4% en el mes de julio. El derrumbe del nivel de consumo y la política monetaria orientada a contener el brutal acrecentamiento de la inflación confluyeron configurando un escenario recesivo que llegó a su máxima expresión en agosto con una caída del 5.7% del PBI interanual y del 3.2% anual para el primer semestre en su conjunto. Como un hecho de alta consistencia económica la inflación de agosto fue de 0.5%: máxima contracción del producto interanual en 19 años, mínima inflación mensual en décadas. Según varios integrantes del equipo económico e intérpretes especializados, agosto se constituye así en el “mes bisagra” del modelo. En unos días más tendremos los datos del INDEC (felizmente confiables) de la inflación de setiembre para verificar si tenían razón.
“Unidos por el espanto”, como decía Borges, el jueves 29 se reunió el Gobierno con el conjunto de los líderes sindicales de la CGT. No se acordó nada concreto pero se diluyó el paro general en el corto plazo, se habló de un bono de fin de año y alumbró la idea de un Consejo Económico y Social, lo cual considero de gran utilidad en una situación tan compleja desde el punto de vista económico, social y político.

Concluyendo, tal como lo anunció el Gobierno, la inflación mensual disminuirá a 1.5% durante el segundo semestre y a un entorno del 1 % mensual en 2017, las tarifas de gas no pueden superar el incremento del 200% con ajustes semestrales, será más gradual el incremento de la tarifa eléctrica en octubre, la tasa de interés ha caído 7 puntos, se reactivó la obra pública y es altamente probable que se otorgue al sector público y privado un bono compensatorio de fin de año. Sin embargo, la gran pregunta persiste: ¿estas medidas y constataciones alejan a Argentina de la recesión? ¿Podrá la Argentina volver a crecer?
En un escenario de prosperidad como el que promete Macri, la única manera de crecer es a través de la inversión y la competitividad. El capital es cobarde y exige certezas que Argentina hoy no puede ofrecer. Además, por mayores esfuerzos que se puedan hacer (como el reciente “mini Davos", brillantemente organizado) el tiempo de maduración de una inversión no es inmediato y por lo tanto la anunciada “lluvia de dólares” no es coyuntural.

En consecuencia, al nuevo Gobierno le esperan años difíciles. Tendrá un alivio con “el blanqueo” que en la versión más optimista puede llegar a 80 mil millones de capitales exteriorizados, en cuyo caso dejarán al fisco 7.5 mil millones los cuales, en gran parte, ya están comprometidos con la Ley de reparación histórica de los jubilados, excelente iniciativa del actual Gobierno. También los capitales que regresen pueden ser reactivadores en el corto plazo, fundamentalmente en la industria de la construcción la cual cayó 3.4% en lo que va del año. Asimismo, el campo, con retenciones disminuidas y un volumen de producción y competitividad de clase mundial, será seguramente un motor que reiniciará en el corto plazo. Si se frena la contracción en Brasil, la industria automotriz esta pronta para responder.

Pero un crecimiento sostenido requiere de una tasa de ahorro e inversión de un mínimo de 25 a 30% de crecimiento del producto. Argentina tiene hoy  un 19%. Aquí está todo el dilema sobre qué modelo adoptará el gobierno de Macri en los años que le restan de gestión. ¿Gobernará para los ricos como predice una fracción de la oposición o priorizará el combate a la pobreza como acaba de afirmarlo enfáticamente el día que el INDEC anunció que en Argentina hay 13 millones de pobres? - en un país que produce alimentos para 400 millones de personas-  

De la estructura del gasto público y los supuestos incluidos en el proyecto de presupuesto 2017, ya presentado en el Parlamento, se puede deducir cómo continúa el camino en su segundo año de gobierno: aumento en las partidas sociales, gradualismo en la baja del Impuesto a las Ganancias a los Trabajadores (asimilable al IRPF en Uruguay), un ambicioso plan de obra pública, un endeudamiento de 18 millones adicionales, un supuesto inflacionario del 17%, un crecimiento del 3.5 del producto y una recuperación del salario real del 2% por sobre la inflación.

Un año más y veremos qué rumbo definitivo adquiere la “la gestión Macri”. Cuenta a favor con una oposición fragmentada y fundamentalmente con un peronismo sin liderazgo definido. Artemio López, conocido politólogo y encuestador que estuvo muy cercano a Cristina, en una publicación del sábado 1 de octubre ofrece las siguientes observaciones: “Los dirigentes políticos que reciben más aceptación en las encuestas son Vidal, Massa y Macri, y enseguida Stolbizer y Carrió. Ningún dirigente justicialista les hace sombra, ni siquiera Randazzo y Scioli, que son quienes mejor miden –ni hablar de los sindicalistas–. Parece claro que el mercado no está demandando una oferta política justicialista”

jueves, 3 de marzo de 2016

Economía global: Un jardín escabroso y algunos brotes verdes en 2016.

El primer bimestre de 2016 lleva a predecir que el primer semestre de este año se caracterizará por los desequilibrios, la incertidumbre y la volatilidad de las principales variables de la economía global, así como su reflejo mas certero: los índices que describen el comportamiento diario del mercado de capitales y los precios relativos de las monedas más significativas. Este panorama incierto en lo económico, que se resume en una tenue recuperación de la economía mundial (desafiada aún por el estancamiento o la recesión), se ve a su vez amenazada por varios conflictos bélicos que se aproximan a un enfrentamiento global a medida que estallan las "burbujas" armadas, crece la población Siria aislada de toda ayuda humanitaria (450000), los refugiados tensan la capacidad de asilo de Europa y crece el pánico en sus principales ciudades. 

El año 2016 se inicia con un escenario global, económico y político de alta incertidumbre y volatilidad, ya que en estos dos primeros meses del año solo se han consolidado y agudizado macrotendencias que eclosionaron el año pasado: 1. La profundización en la implantación de un modelo económico en China, que privilegia la asignación de los factores de producción hacia la expansión del consumo interno y los servicios, en detrimento del sector exportador y la producción manufacturera, con la consecuente caída de la tasa de crecimiento, motor de la economía global en la crisis del 2008 y en la postcris, la cual descendió desde dos dígitos a valores previstos para fin de este año en el entorno de 6-6.5 %; 2. El impacto de este aterrizaje forzoso en la demanda mundial y los niveles de intercambio global. En 2016 los niveles de intercambio comercial a nivel mundial se redujeron un 25%; 3. El desplome en el precio del petróleo y de varios minerales, debido a un exceso de oferta como consecuencia de la adopción de nuevas técnicas de extracción, fundamentalmente en EEUU, y contracción de la demanda en China e India; 4. La caída por razones similares del precio de las restantes commodities, incluidos los granos y otros alimentos; 5. El abandono de la política de tasa de interés cero por la Reserva Federal de EEUU. 6. El fin de la política de incentivos en EEUU y su aprobación e implementación por parte del BCE en Europa, a través de la compra de bonos soberanos de los Estados Miembro.

Estas cinco macrotendencias, o políticas de impacto global, todas ellas ya presentes el año pasado, e incluso algunas previamente, han conformado un nuevo paisaje que incluye pinceladas oscuras para las previsiones del crecimiento mundial y la recuperación, sobre bases sólidas, de la economía global. Confirmando una recuperación aun débil, en 2016 las predicciones sobre la tasa de crecimiento mundial y regional, se ajustan a la baja con una frecuencia casi trimestral: la última estimación del Banco Mundial es de un crecimiento global de tan solo 3.2 % con una diferencia a la baja de 0.3 de la predicción anterior.
Este panorama económico se completa con un escenario político particularmente complejo por el conflicto bélico en Medio Oriente, particularmente ante la situación en Siria, el avance del Estado Islámico, la agudización de la agresividad de Israel hacia el Estado Palestino, y la creciente migración desde Siria y otros países vecinos hacia Europa y ahora desde Europa hacia no se sabe donde.
En el marco de este panorama económico y político global, que como dijimos genera incertidumbre y volatilidad, la cual se expresa diariamente en Wall Street y las bolsas europeas, EEUU se destaca como la economía más sólida en términos de empleo y crecimiento del PBI, el cual presentó en el último trimestre del 2015 un desempleo de 5.6.

Si bien este "jardín sin flores" caracteriza el panorama económico mundial, mucho más triste y "pleno de yuyos" es el jardín de las Economías Emergentes, las cuales constituyeron la locomotora en la postcrisis. De los BRICS no quedó más que el recuerdo de una ingeniosa sigla. En el largo plazo Prebisch tenía razón en cuanto a los términos de intercambio, salvo períodos muy excepcionales, sus precios relativos tienden a deteriorarse ante los precios de las manufacturas, y recientemente también ante las "mentefacturas", aquellos bienes producto de la sociedad del conocimiento y la tecnología. No tuvo razón en la estrategia de la sustitución de importaciones: no iba por ahí la cosa, sino por aprovechar nuestras fortalezas y agregar valor agregado a nuestros recursos naturales incrementando genuinamente nuestras ventajas comparativas y competitivas. El mismo error cometió durante estos años la mayoría de los países en desarrollo, particularmente en América Latina Argentina, Venezuela y Brasil en alguna medida. Seducidos por los altos precios de las commodities, utilizaron el excedente comercial no para consolidar sus ventajas competitivas y agregar valor a sus recursos naturales, sino para alimentar irresponsablemente sensaciones de bienestar infinito y pretender consolidar en el poder líderes mágicos cuya "eternidad" tuvo la curvatura del precio del petróleo o de la soja. Como previsible, los términos de intercambio revirtieron, fundamentalmente petróleo y metales, insumos esenciales del castigado sector manufacturero chino. No así los alimentos, también castigados en su valor pero con menor intensidad, fundamentalmente la carne, lo cual es consistente con la naturaleza de la demanda de las clases medias y medias-altas del capitalismo planificado chino. Téngase en cuenta, para dimensionar el desplazamiento de la demanda de la segunda economía mundial, que China fue el país que importó el mayor volumen y valor de los considerados "bienes de lujo" 

En este ingreso incierto a la nueva década, aún hay un pilar que hace una década fue el generador de la crisis y la inestabilidad del capitalismo mundial y que hoy muestra un nivel relativo de solidez y autosustentabilidad. Me refiero a EEUU, cuya economía en la postcrisis ha hecho grandes progresos en materia de desempleo (5.6) con una inflación del 2%, una propensión al consumo creciente y una moneda que se ha revalorizado frente a la mayoría de las monedas de los países desarrollados y China, que en 2015 impuso el Yuan como integrante de los Derechos Especiales de Giro en el FMI. Sin embargo, en relación estricta al ritmo de su crecimiento, sigue aún en un nivel de recuperación suave, muy restringida por el fortalecimiento del dólar y el debilitamiento de su sector externo, además del impacto en términos de incertidumbre que crea el ingreso a un año electoral. Pero hay que destacar dos factores estructurales que explican la sustentabilidad señalada, a pesar de la pauta de crecimiento aún débil y difícil de caracterizar como una franca recuperación. Me refiero a que el 80% del producto se explica por el consumo interno, lo que vincula directamente crecimiento con bienestar. El segundo factor al cual me refiero es que más del 60 % del producto lo genera el sector servicios y el tercero es que el 6% del producto se invierte en innovación +desarrollo.

China planificadamente retrocediendo; Europa sin rumbo cierto, con una población crecientemente descreída del proceso de integración, de los liderazgos tradicionales y políticamente fragmentada. Como dato de corto plazo, la recuperación que las bolsas europeas han reflejado en estas últimas tres semanas, EEUU transitando una tenue y volátil recuperación y los países emergentes en franco retroceso, hacen avizorar un año económicamente complejo, pleno de interrogantes: ¿frenará China su aterrizaje en el 6.0 - 6,5%?;¿anunciará la FED más subas de la tasa de interés este año, este semestre?; ¿son suficientes los incentivos económicos otorgados por Draghi para iniciar un periodo de recuperación sostenido de Europa?; ¿deja Inglaterra la UE?; ¿habrá Moratoria y Gresexit?; ¿subirá el precio del petróleo?; ¿a cuánto?. Y por nuestros pagos ¿podrá la oposición apartar a Dilma de la presidencia de Brasil?; ¿será capaz el Gobierno de Macri de controlar la inflación en Argentina? 

Todas estas interrogantes sin respuesta aún constituyen el entramado de incertidumbre que nos rodea y dificulta, y a veces paraliza la toma de decisiones. Al comienzo del 2016 hay una certeza: la economía global, debido a la desaceleración de China y la consecuente reducción de la actividad de las economías asiáticas vinculadas al gigante, se contrajo. Y esa contracción la estamos percibiendo todos los días y la percibiremos en el resto del año y quizás por varios años más. Es esta contracción y sus consecuencias sobre economías desarrolladas, emergentes y en desarrollo lo que genera la convocatoria de la reciente reunión de Ministros de Finanzas y Presidentes de Banco Centrales en el G-20: es necesario en forma urgente implementar políticas de crecimiento en nuestras economías, incluso si las mismas aumentan razonablemente el déficit fiscal. Keynes siempre es convocado cuando la contracción o la recesión se hacen evidentes. Quizás sería más útil convocarlo antes de que estas tendencias se hagan evidentes.