martes, 31 de mayo de 2011

Precio de las materias primas: ¿Hacia un cambio de paradigma?

Los líderes de las ocho principales potencias del mundo se reunieron el pasado jueves en Deauville, Francia, para buscar soluciones a los principales desafíos globales. En el comunicado del encuentro los gobernantes concordaron, entre otros puntos, en que “el alza y la volatilidad en los precios de los commodities representan las mayores amenazas a la recuperación global”.

Esta coincidencia, que hoy nos resulta casi obvia, reafirma uno de los cambios más destacables que caracterizan el escenario global post-crisis. En América Latina, durante décadas, el pensamiento y la política económica se desarrollaron al amparo de la “teoría del deterioro de los términos de intercambio”. Esta teoría, desarrollada básicamente por Raúl Prebisch en los años 50, planteaba en términos muy simples que desde 1870 los países periféricos, esencialmente productores de materias primas, debían vender a los países industrializados una cantidad creciente de sus productos para comprar la misma cantidad de productos manufacturados por los países centrales. Este intercambio cada vez más desigual, traía aparejada una transferencia de recursos de la periferia al centro del sistema capitalista que condenaba a aquellos países al subdesarrollo. El corolario de la teoría de Prebisch fue una política de industrialización en la mayoría de los países de América Latina, ensayada en los años 60 y 70, a través de la sustitución de importaciones.

Jeremy Grantham, fundador de GMO, uno de los fondos de inversión con mayor especialización en el mercado de materias primas, en un artículo titulado “Es hora de despertarse: los días de recursos abundantes y precios decrecientes se terminaron para siempre” elabora un índice de precios de las 33 principales commodities desde 1900 hasta los primeros meses del 2011. Este índice muestra que los precios de las materias primas seleccionadas cayeron alrededor de un 70% en términos reales durante los primeros 102 años que cubre la serie analizada. Sin embargo, a partir del 2002 la situación cambia notoriamente y se inicia un incremento que en los últimos años se transforma en un verdadero “boom” que avanza, y en el cual los precios de las materias primas se incrementan en tandem.
Con casi 10 años de evidencia, sin lugar a dudas no estamos ante una fase tradicional ascendente y coyuntural de un ciclo histórico de precios. A mi entender, se ha producido un cambio de paradigma generado por un desplazamiento estructural de la demanda por commodities, básicamente suscitado por el despertar económico de China e India.

Por el lado de la oferta también han acontecido cambios estructurales importantes. El incremento en la productividad de la producción de alimentos ya se acerca a la tasa de crecimiento de la población mundial, la cual pronto excederá los 7 mil millones de personas. La expansión en la producción de hidrocarburos se acerca a su límite potencial con las tecnologías tradicionales, y el desarrollo de la producción minera cada día encuentra dificultades mayores dado su impacto medioambiental.
Si aceptamos que ha existido un notable cambio estructural en la demanda y la oferta de materias primas, y por ende un cambio de paradigma, los líderes del G-8 tienen sobrada razón en señalar el incremento del precio de las commodities y su volatilidad como un grave desafío para la recuperación de la economía global. Un nuevo desequilibrio que la economía global ha incorporado a su desempeño y que sólo podrá ser mitigado en la medida en que se genere una corrección en la tasa de crecimiento de China e India, situación que no sólo no vemos probable en los próximos años, sino que por el contrario, su expansión perecería ser la característica sobresaliente de ésta década.

Sumado a los cambios en la oferta y la demanda de materias primas, asistimos a un incremento adicional producto de la sobreoferta monetaria que en condiciones de alta incertidumbre presiona sobre el precio de los activos tangibles como son el oro, “los ladrillos” y las materias primas. En el caso de las commodities el fenómeno se ha profundizado, dado que el mercado se ha perfeccionado y por ende, la capacidad de incorporar movimientos especulativos se acrecienta. Hay muchos analistas que presagian una disminución del precio de las commodities si gradualmente desaparece la presión ejercida por la sobreoferta. No vemos que esto pueda suceder ni en el corto ni en el mediano plazo. Estamos asistiendo desde el inicio de la crisis financiera global a un incremento inusitado de la oferta monetaria como consecuencia de una política monetaria fuertemente expansiva en las principales economías del mundo. La oferta monetaria mundial se ha duplicado desde 2005. Y más allá de declaraciones, esta política no se detiene porque ha sido utilizada como único antídoto ante la contracción económica y el desempleo.

En conclusión, desde el punto de vista de la demanda y la oferta de commodities, no visualizamos un cambio sustancial que pueda afectar la tendencia ascendente del precio de las mismas. Lo que sí está en las manos de los líderes del G-8 es iniciar con urgencia y rigor un política monetaria y fiscal responsable, que reduzca los excesos y por ende, la presión que estos ejercen sobre el precio de los bienes con oferta restringida. Si esto sucediese (algo que aún no visualizamos) el precio de las commodities podría tener una corrección a la baja, ya que como vimos, existe un factor especulativo sobre el valor de las mismas.
Hemos dejado de lado las tremendas consecuencias que este incremento estructural del precio de los recursos naturales esta teniendo sobre el medioambiente y la seguridad alimentaria. También hemos dejado para reflexiones ulteriores cuál es la implicancia del cambio de paradigma que dominó la política económica de nuestros países en las décadas del 60 y 70 sobre el modelo de desarrollo que corresponde a este nuevo ciclo histórico.

Hoy por hoy, corremos el riesgo de efectuar un reemplazo histórico del modelo de sustitución de importaciones –única visión continental teóricamente estructurada pero fundamentada en un paradigma que desapareció- por una producción adictiva de commodities y un consumo creciente de bienes finales importados de China e India. Obviamente, este no es el modelo sustentable de desarrollo que debería caracterizar nuestras economías. Algunos de los países de América Latina (fundamentalmente Brasil) comienzan a definir políticas económicas exitosas en el nuevo contexto. Fundamentalmente haciendo un reconocimiento pragmático del cambio de paradigma y desarrollando, articulando e insertando en la economía mundial cadenas de producción de commodities en las cuales tienen ventajas competitivas importantes.
Falta mucho por definir, pero parecería que ese es el sendero a recorrer en futuras reflexiones.