lunes, 21 de noviembre de 2016

LOS EFECTOS DEL PROTECCIONISMO SOBRE UNA ECONOMÍA GLOBAL ANÉMICA. LA CONTRAOFENSIVA ASIÁTICA Y SU IMPACTO SOBRE LA REGIÓN

Trump intentará implantar un esquema proteccionista en la mayor economía del mundo poniendo en riesgo la débil recuperación postcrisis de la economía mundial; enlentecerá, pero no frenará, el proceso de globalización e integración que ha emprendido la comunidad internacional y en consecuencia generará un gran espacio para que Asia, fundamentalmente China, fortalezca sus relaciones económicas y comerciales con otras regiones, principalmente con América Latina, tal como quedó esbozado la semana pasada en la Cumbre Asia - Pacífico (APEC) en Perú.

El reciente triunfo electoral de Donald Trump, y en consecuencia la alta probabilidad de que sus anuncios populistas y proteccionistas se hagan realidad, sorprendió a la mayoría de los analistas; colocó un signo de interrogación sobre los pronósticos en torno al crecimiento global y regional que realizan organismos internacionales, universidades y empresas; incrementó la volatilidad de los mercados; llenó de temores a países emergentes y acentuó la incertidumbre sobre el resultado de varias de las próximas elecciones en Europa .
La renegociación del Nafta, el retiro de EEUU de las negociaciones del TPP, la postergación, probablemente indefinida, del tratado de libre comercio con la UE y la aplicación de altos impuestos (anuncio de campaña del 35%) a las importaciones desde China y México, conforman una sólida y amenazante barrera de protección a la mayor economía del mundo. De concretarse, justifican sobradamente la preocupación mundial que han generado, no sólo por su impacto sobre la economía global, sino también por las distorsiones que pueden generar sobre la propia economía de EEUU, cuyo desempeño a su vez afecta la economía mundial y, en particular, la economía de otras regiones y países, de acuerdo al grado de articulación que las mismas mantengan con la economía norteamericana. Veamos.
A nivel global, las perturbaciones que pueden ocasionar las políticas proteccionistas que se propone instrumentar Donald Trump durante su presidencia, se agravan porque su ejecución enfrenta una economía mundial débil, que atraviesa una faz de tenue recuperación del producto global y una notoria reducción de los flujos de comercio. El Banco Mundial, en su último Global Economic Prospect, afirmaba: "Las perspectivas de crecimiento se han debilitado en toda la economía mundial. El crecimiento global para el 2016 se proyecta en 2,4%, igual que el que caracterizó el decepcionante ritmo del 2015 y 0,5 puntos porcentuales por debajo de lo esperado al inicio del año. Este indicador global comprende una predicción de 1.8% de crecimiento para las economías avanzadas y un 3.5% para las economías de mercados emergentes, las cuales se enfrentan a crecientes dificultades, incluyendo la persistencia de los bajos precios de los productos básicos, así como el deslucido comercio global y la reducción en los flujos de financiamiento”. Estas predicciones, que cuantifican un panorama económico global débil, fueron corregidas a la baja luego de aprobado el referéndum por el Brexit.
Las predicciones del Banco Mundial para 2017 y 2018 son algo más optimistas: 2.6/2.7% para el PBI global, pero continúan muy por debajo de las tasa de crecimiento mundial que caracterizó el quinquenio previo al 2008: 3.6%.
En términos del impacto que pueden generar políticas proteccionistas con epicentro en la mayor economía mundial, el análisis de la evolución de los flujos de comercio de bienes, resulta aún mucho más preocupante que el crecimiento del producto. Entre 1980 y 2000, el comercio internacional de bienes creció a un promedio de 7% anual. Entre 2000 y 2016 cayó a un 2% anual. Desde el 2008 a fines del 2015 el comercio internacional creció un 20% menos de lo que lo hizo el producto mundial. 
En este marco global, caracterizado por una economía débil y un intercambio comercial en franco deterioro, la ola expansiva de nacionalismo, populismo y proteccionismo que se inicia por el Brexit, continúa en EEUU y puede replicarse en varios países de Europa, justifica sobradamente la preocupación del resto del mundo que recorría y "acomodaba" sus economías a un sano proceso de apertura, globalización e integración. Sin duda que con algunos populismos latinoamericanos, el Brexit y Trump Presidente se retrocede hacia el viejo paradigma de "vivir con lo nuestro". No se crece cerrando la economía, protegiéndola de la interacción creciente con la economía global. Hay muchos ejemplos en la historia económica que así lo evidencian. En el caso de EEUU esta concepción económica es aún más riesgosa, porque la economía se ha acercado estos últimos tres años al pleno empleo. Todo proceso económico, y la globalización en particular, define jugadores "ganadores" y "perdedores". El discurso nacionalista y populista de Trump fue efectivo en captar el voto de trabajadores desplazados, víctimas de salarios reales reducidos o desempleados, como consecuencia de la pérdida de sus propias capacidades para ser absorbidos por empleos de creciente calidad. El proteccionismo que postula Trump no provocará un retorno de la industria manufacturera que migró a países de menores salarios o mayor productividad, y por lo tanto no incorpora la mayor clientela electoral de Trump. Sin embargo, generará mayor inflación y probablemente afectará aún más el estancamiento o la caída del salario real.
Lo que Trump no podrá evitar con su política proteccionista y de enfrentamiento comercial a China es que los demás países que no se embarquen en su concepción del crecimiento y el intercambio sigan adelante con los procesos de apertura e integración. Tal como fue evidenciado en la reunión de la Cumbre Asia - Pacífico (APEC) en Perú, los tratados que EEUU abandone continuarían sin EEUU o serían reorientados hacia nuevas estructuras de integración. Si esto aconteciese, el liderazgo que EEUU había consolidado con Obama en materia de relaciones comerciales será remplazado por Asia, particularmente por China. En Perú el presidente de China Xi Jinping expresó: "Como la segunda mayor economía del mundo, China siempre ha abogado por el sistema de libre comercio internacional y se ha opuesto al proteccionismo en todas sus formas” y agregó “Nosotros no nos cerramos, vamos a abrirnos más”

En resumen, la presidencia de Trump intentará implantar un esquema proteccionista en la mayor economía del mundo poniendo en riesgo la débil recuperación postcrisis de la economía mundial; enlentecerá, pero no frenará el proceso de globalización e integración que ha emprendido la comunidad internacional; corre el riesgo de generar perturbaciones en la propia economía de EEUU sin que se vean beneficiados los trabajadores desplazados de las viejas ciudades industriales y, por último, dejará un gran espacio para que Asia, fundamentalmente China, fortalezca sus relaciones económicas y comerciales con otras regiones, principalmente con América Latina.